Fascículos

OURENSE

26 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Arranca la temporada de los fascículos y las grandes colecciones que durante semanas se podrán completar con la colaboración del quiosquero de cabecera; imprescindible, por cierto, para estar al día. Hay propuestas previsibles, desde las historias de Astérix hasta la obra completa de Agatha Christie, desde los inevitables curso de fotografía hasta el inglés, incluso el chino, en dos días. Garantizado, oiga. Unos para pasar el rato, otros para encarar con ganas la nueva temporada, que el verano habrá dejado anímicamente tocado a más de uno al intentar llevar a papel las fotitos del viaje, o al recordar algún momento de incomodidad por las dificultades en la comunicación con un idioma que no es el de todos los días.

Entre las novedades asoma este año una colección de silbatos, chiflos, o como quiera que se llamen estas piezas, que, al parecer, reproducen sonidos de animales, en algún caso con afán disuasorio, en otros a modo de reclamo para tenerlos a la vista o a tiro: que los patos y perdices son fáciles de engañar. Nada que ver, debemos suponer, con los llamados «reproductores educativos» que emiten sonidos de animales: del jabalí al ciervo, pasando por el corzo o el pato, en situaciones muy diferentes, apropiadas según qué momento. En un catálogo de cualquier armería bien surtida encontrará el lector no pocas curiosidades, con la coletilla de que el vendedor no se responsabiliza del uso indebido, pues están prohibidos en la caza. Un macho de ciervo antes de pelearse con otros, un pájaro carpintero en peligro, roedores heridos, el sonido de la hembra de corzo cuando está siendo molestada por el macho y hasta jabalíes saludándose. Uff.

Ahora que está a punto de reanudarse el curso político, a lo mejor es el momento de que quienes tienen responsabilidades se dejen de colocar rollos más que previsibles, a modo de entregas por fascículos, y renuncien al uso de nada elegantes señuelos. No es lo suyo, oigan. Para eso ya están los chiflos.