El 20% de paro ha dejado de ser un redondeo al alza y en España ya hay 1,3 millones de familias con todos los miembros desempleados a las que la sentencia del Estatut, los autos de Garzón y las batallas entre Rajoy y Zapatero quizás les den igual. Al analizar el drama de la cola del paro se suele mirar siempre a la Moncloa, pero lo cierto es que muchas políticas de empleo están en manos de los gobiernos autonómicos. Hace un año, cuando llegó a la presidencia de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo hizo bandera de la necesidad de acabar con el paro. Pero la realidad dice que solo en lo que va de año 42.000 gallegos (la mitad de la población de la ciudad de Pontevedra) se han quedado en la calle. La peor cara de la crisis se muestra con toda su crudeza en Galicia, la comunidad más golpeada desde que se inició el 2010, y las políticas de empleo parece que no carburan. Tras un año de aterrizaje, es el momento de espabilar.