Gómez Barril

Antón Feito

OURENSE

07 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Querido Jorge: ¡Qué distintas varas de medir! El último pleno del Concello de Ourense me trajo a la memoria tu persona. Dejaste la política por la puerta de atrás porque te hicieron responsable del desafecto de una empleada del pabellón de deportes que llevó dinero público a cuentas privadas. ¿Qué tenías que ver tú? Nada. Tan sólo ser concejal de Deportes. Te sacrificó un alcalde especialista en salvarse él quemando a los demás aunque, como era tu caso, le hubieses profesado lealtad política y amistad personal. Cual César romano optó por entregarte a los ediles del PSOE y BNG que clamaban al unísono: <¡Crucifícalo!>. Y así fue. El alcalde Cabezas (¿te acuerdas de aquel viaje al extranjero para que Gómez Villar y Rodríguez Cid hicieran el trabajo sucio de empujarte fuera del consistorio?) entregó tu cabeza y Ourense perdió a un magnífico concejal. Ahora todo cambió. Quienes antes pedían tu dimisión se aferran al cargo a pesar de haber puesto su firma en un contrato que si no fuese por el alcalde Rodríguez sería un gran pelotazo. No lo concretaron pero sí lo diseñaron y rubricaron. A pesar de ser pillados, ellos siguen. Fíjate lo que escribía en el 2002 un edil del BNG: «Que niste concello ninguén dimita ben sendo algo normal» (Manuel Herminio dixit). Y tenía razón. Era lo normal con el PP y es lo normal con el PSOE y con el BNG. Hacen en el poder lo contrario de lo que predican en la oposición. Y lo malo, querido Jorge, es que el pueblo traga.