La odisea de conseguir un contrato

OURENSE

Es difícil en los tiempos que corren y más si, como José Manuel Prado, se tiene una discapacidad. Él, tras años de lucha, ha conseguido acceder a su primer empleo

25 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A José Manuel Prado lo conocimos a través de una página como esta el 13 de abril del 2008. Con optimismo hacia el futuro, pero con cierto cansancio, explicaba todo lo que había hecho a lo largo de sus entonces treinta y tres años para conseguir un empleo. En su caso no era la crisis ni una escasa formación. Su problema era la parálisis cerebral que le afecta a la movilidad y al habla.

Hoy, casi año y medio después y con treinta y cinco años recién cumplidos, José Manuel estrena su primer trabajo oficial. Cuenta que, tras un tiempo de prueba, hace algo más de un mes firmó el primer contrato de su vida y que la primera nómina le llegó justo un día antes de su cumpleaños: «Costó mucho llegar hasta aquí, pero estoy muy satisfecho. Desde pequeño quise trabajar, era una idea que no se me iba de la cabeza».

Su tesón lo llevó a viajar a Madrid y empapelar literalmente la ciudad ofreciéndose como chico de los recados. En vista de que la ansiada llamada no se producía, invirtió su tiempo en editar un libro de colorear para niños e incluso se dedicó a la compra y venta a través de Internet.

Media jornada

Ahora, José Manuel es un trabajador más de Moderamedia, una empresa que se dedica a «filtrar» los comentarios que llegan, por parte de los usuarios, a las ediciones digitales de algunos medios del Este peninsular: «Trabajo media jornada y en mi casa. Los medios no pueden publicar los mensajes ofensivos, cosas racistas o insultos que a veces llegan».

Su trabajo, precisamente, consiste en vigilar que esa norma se cumpla a rajatabla y durante su turno no para, ya que su labor se extiende a varias publicaciones digitales.

Gracias a que es un contrato de media jornada puede compaginar su salario con la pensión no contributiva que percibe por su discapacidad, lo que le permite mejorar sus condiciones de vida.

Precisamente, la pérdida de la pensión era una preocupación para su familia: «Hace años no querían que trabajara porque tenían ese miedo».

A José Manuel, después de doce años intentando conseguir un contrato, la sonrisa no le cabe en la cara: «El trabajo es una ayuda económica, pero lo fundamental es tener una vida como la de todo el mundo».

Ahora, con el objetivo conseguido, no se olvida del apoyo recibido de familia, amigos y, cómo no, de los compañeros de Aixiña, su asociación, y considera que el suyo es un logro colectivo.

Por eso, el asomarse de nuevo a estas páginas tiene para él un objetivo y un sentido muy claros: «Quiero que la gente que tiene problemas sepa que puede hacer cosas y que los demás lo entiendan. Me gustaría que la gente vea que nosotros también podemos hacer algo».