Luis y Gerardo Aragonés , y los hijos del primero, Carmen y Luis, mantienen vivo el espíritu de aquel proyecto que su padre había fundado en 1943
25 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.A veces, los proyectos empresariales se convierten en un identificador familiar que asocia una firma o un apellido a una comunidad de forma indisoluble. Y decir Luis Aragonés en Ourense no requiere aportar más datos para que el interlocutor asocie el apellido al olor de la gasolina, los entrañables 4/4, los R-4, el mítico R-12...el Megane de Fernando Alonso. Lo cual tampoco es una mera coincidencia. Los más jóvenes de la saga familiar representan la cuarta generación del apellido Aragonés vinculados al mundo del motor.
El pionero
Luis Aragonés Fernández nacía en 1916 en Pola de Somiedo, donde su padre estaba destinado como jefe de la central hidroeléctrica. La familia se traslada a Ourense en 1934 por motivos laborales y es en esa fecha, con 16 años, cuando Luis Aragonés se inicia en el mundo del motor trabajando en un taller de electricidad y material eléctrico en el Progreso junto a su padre y su hermano. Licenciado de la mili, en 12943, abre su taller de automóviles en la calle Concello -labor que compagina con la venta de motocicletas-. Durante su viaje de novios, tres años más tarde, contacta con la casa Renault y meses después abre el concesionario de dicha marca en Ourense. En 1961 se traslada la firma a unas nuevas instalaciones en O Pino y se abren las actuales de Quintela en 1977.
En 1970 se incorporaba a la empresa familiar su hijo Luis, tras cursar sus estudios de perito industrial, y en 1977 empezaba su formación en la firma Gerardo. Los hermanos Aragonés Martínez asumen la gestión a mediados de los 80 y, con la vista atrás y la experiencia acumulada, señalan que «se ha experiementado un cambio total tanto en el negocio como en la clientela», según Gerardo. Por su parte Luis cree que «han variado sustancialmente los conceptos: la clientela es superexigente y a veces pueden más aspectos secundarios de un coche o las modas -¡cuántos todoterreno no pisan jamás la tierra y sólo se usan para llevar a los niños al colegio!-que las prestaciones o si da respuesta a las necesidades de quien lo compra o de su familia». Luis, que señala que las crisis de los años 80 y la del 92 no fueron tan fuertes como la actual, y que «este sector ha cambiando radicalmente y hay que estar recomponiendo constantemente los proyectos. Antes la gente esperaba 6 meses o 1 año por un coche y no pasaba nada. Ahora la competencia es brutal, la calidad similar y hay que responder con rapidez al mercado».
El futuro de Luis Aragonés lo escribirán Carmen y su hermano Luis. La primera lleva en la empresa desde el año 2003 y reconoce que «esto ha experimentado un cambio bestial en los últimos tiempos. Además la gente ya se presenta después de mirar en Vigo, en Santiago, por internet... y con unas exigencias que poco menos que te marcan ya ellos el precio». Reconoce que trabajar con la familia «tiene sus ventajas y sus inconvenientes, como todo, pero representa una satisfacción añadida». La misma que llevó a Luis a dejar la empresa en la que trabajaba en Porriño e incorporarse a Luis Aragonés hace un año: «Es diferente, formas parte de un equipo familiar y trabajas para un proyecto que representa al mismo tiempo la historia y el patrimonio de tu familia».