DIETARIO | O |

05 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

LA llegada de los Reyes Magos nos devuelve, aunque sea por poco tiempo, al mundo de la ilusión. A ese rincón donde los niños nos dan una verdadera lección sobre como afrontar la vida. Donde nos enseñan cómo la magia puede guiar, cómo la inocencia puede eliminar maldades. Nos demuestran que hasta el gesto más pequeño puede cumplir el mayor de los deseos. Que una palabra puede lograr la mayor de las sonrisas. Nos enseñan que lo importante es creer. Que lo que vale es confiar en que todo es posible. La llegada de los Reyes Magos nos recuerda que todos tenemos ilusión. Que la alegría se contagia. Sin darnos cuenta, hacemos nuestros los nervios de la llegada de los tres magos de Oriente. Nos dejamos invadir por la emoción que provocan los tres personajes más admirados. Y sin darnos cuenta también nostros nos sentimos como niños. Nos olvidamos de rivalidades, de rencores, de pugnas... Y abroncamos a Wendy y reivindicamos a Peter Pan. Y pensamos que el día de los Reyes Magos podría extenderse por todo el calendario. Porque una vez abiertos los regalos seguramente volveremos a olvidarnos de la ilusión hasta el año que viene. Hasta que los niños nos den otra lección de cómo afrontar la vida. Y echaremos de menos a Peter Pan.