En Navidad, al que más y al que menos nos acechan las dudas sobre qué regalar a los seres queridos. Mi experiencia me dice que con un buen libro siempre se queda bien. Según los gustos de los destinatarios, encontraremos estupendos libros de historia, biografías, ensayos, novelas, poesía y un largo etcétera. Alimentarán la imaginación del lector y le ayudarán a ser una persona más crítica con la época que le tocó vivir. La lectura contribuirá a hacerte con cierta cultura que te permitirá acceder a un criterio propio y salirte del rebaño que dice amén a todo lo que les cuentan ciertos medios y nuestros gobernantes. Hay que tener criterio para opinar, para asentir, para discrepar. Para darte cuenta de cuando te están vendiendo humo con la sola intención de obtener tu voto. Para lograrlo, lo más recomendable es leer. No hay edad para empezar a hacerlo, pero lo ideal es alimentar el amor por la lectura de nuestros hijos o nietos. El día de mañana disfrutarán de una vida más plena, más interesante, más feliz. Ni es cierto el dicho que sentencia que «a mayor conocimiento, mayor sufrimiento», ni aquel otro que afirma que «la ignorancia es felicidad». Aunque, en ocasiones, las noticias sean tan kafkianas que podamos llegar a dudarlo.