En español tenemos palabras que dan nombre a las muchas personas y cosas que matan o se pueden matar. En los diccionarios, esas voces se cuentan por docenas, aunque hay algunas que siguen sin catalogar, como mataviejas, matamendigos y mataniños, usadas unas veces como apodos de determinados criminales y otras para indicar la especialidad de estos. Son más polémicos matamoros y matajudíos. Como nombre común, el primero designa al fanfarrón que se las da de valiente, también conocido como matasiete. Como apelativo, Matamoros se aplica al apóstol Santiago montado a caballo, como apareció en la batalla de Clavijo.
Matajudíos se usa como apellido y como topónimo. Como nombre de familia aparece en países americanos. Personas que no matan una mosca se han visto señaladas por quienes creen ver en ese apellido una apología del delito.
En nuestro país, el más relevante Matajudíos como topónimo era Castrillo Matajudíos, aunque en el 2015 se renombró como Castrillo Mota de Judíos. Hay quien ha contabilizado en este país 2.058 topónimos que empiezan por Mata-, como Matabueyes, Matalobos o Matahíjos. La lista de los mataalgo es extensa, pero cabe citar algunos: matahombres (una distinción que dan en un pueblo de Segovia), mataburros (diccionario), matacabras (un viento del norte), matacán (un veneno para perros), matahambre (especie de mazapán), matambre (cierto corte de carne y el fiambre que se hace con ella), matamoscas, matarratas, matarife, matapasiones (en algunos países, calzón grande y abultado), mataperros (muchacho callejero y travieso), mataquintos (cigarrillo muy fuerte y de mala calidad), matasanos (mal médico), matasuegras, etcétera.
Mataniños se emplea poco pese a los muchos críos que perecen víctimas de la violencia. Resulta más inocente cuando se usa como nombre de un tipo de bocadillo típico de la comida callejera de El Salvador. Se hace con una barra de pan estrecha que se rellena de jamón o mortadela y se completa con queso rallado, salsa de tomate, mostaza o mayonesa. Sobre el origen del nombre no hay nada seguro, pero se suele apuntar a una epidemia o alguna intoxicación alimentaria colectiva. Al menos, lo único que mata hoy es el hambre.