Estamos en el día 1 después de Carlos Mazón y el protagonista de esta triste historia aparece retratado en pie con el resto de miembros de su Gobierno. Tiene gracia que ahora sea presidente en funciones, cuando funciones no ha cumplido ninguna de las que se le suponían a tamaña responsabilidad. El hombre de la sobremesa en El Ventorro no despegará ahora los labios, pero aún se pueden escuchar los ecos de su discurso de despedida, 2.123 palabras en las que lo más parecido a una disculpa es esto: «Sé que cometí errores, y voy a vivir con ellos toda mi vida». Mazón, si acaso pidiendo perdón a Mazón. Gracias. En la foto, Carlos En Funciones tiene la mirada exactamente igual que la vocación profesional: perdida, ergo el día menos pensado entre Alberto y Abascal le acaban nombrando defensor del pueblo, en este país pasan cosas así de raras; por lo pronto, este Mazón seguirá siendo diputado, a saber si va a ser por los servicios prestados.