Plazas y cunetas

OPINIÓN

Suciedad y basura en una calle de Ourense durante la celebración del carnaval.
Suciedad y basura en una calle de Ourense durante la celebración del carnaval. miguel villar

19 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una moda que se está convirtiendo en costumbre: la de comer y beber en determinados lugares de la vía pública, en pueblos y ciudades. Sobre todo a la mañana siguiente de un día festivo, amanecen espacios con latas, cristales, plásticos y papeles. Cabe todo tipo de desperdicios. Igualito que si hubieran celebrado su fiesta patronal una pandilla de chimpancés, con todos los respetos para los homínidos. Y no conformes con dejar estas indeseables huellas de basura en el asfalto urbano, también llama, y mucho, la atención cuando se ve cómo personas de toda edad y condición tiran el envase o la colilla por la ventanilla del coche. Entonces es cuando aparece una lata, cuya visión choca con el verde de la cuneta. O puede aparecer un incendio en cuanto asoma el verano. Se diría que aquel lugar por donde pasamos hoy no nos interesa para mañana, por lo tanto poco o nada importa respetar su entorno y conservarlo limpio. Olvidamos que el espacio público es de todos, que en las aldeas las cunetas son verdes y que es obligación de cada persona, sea quien sea, cuidar, respetar y conservar lo que tenemos. Y no se necesita un cursillo de ecología. Basta con usar el sentido común. M. J. Vilasuso. As Pontes.

El cuerpo femenino

Parece mentira, pero todavía nos dicen cómo debemos vestir. El reciente código de vestimenta del Festival de Cannes nos recuerda algo que pensábamos superado: que el cuerpo desnudo de una mujer sigue considerándose «indecente». No es la primera vez que ocurre, ya en ediciones pasadas se obligó a las mujeres a usar tacones en la alfombra roja, medida que luego fue rectificada tras las quejas de actrices que se negaron a cumplirla. ¿De verdad molesta tanto el cuerpo de una mujer si no encaja en ciertos códigos? Estas decisiones me hacen pensar en todo lo que aún queda por hacer. El festival ha argumentado que impone estas normas para que «se hable de cine». Pero si realmente quieren que se hable solo de cine, ¿por qué no eliminan la alfombra roja y dejan de dictar cómo deben vestir las mujeres? ¿Sigue dando miedo un cuerpo desnudo? ¿Por qué se sigue interpretando como una provocación o motivo de censura o mejor dicho «indecente»? Quizá haya llegado el momento de cambiar de mirada. Valeria Macías.