Pobriños

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

ZIPI | EFE

07 nov 2025 . Actualizado a las 13:51 h.

En apenas unas horas, tres tipos con biografías privilegiadas, capacidad manifiesta para mover recursos y pruebas suficientes del alcance de sus errores, han decidido hacerse las víctimas en una estrategia que cualquier manual de psicología del Carrefour identificaría con un intento de manipulación de libro. El primero se llama Carlos Mazón y el lunes dimitió en diferido con un lacónico «no puedo más», tres palabras para intentar zanjar la descabellada huida hacia adelante en la que se instaló hace un año y a la que, a pesar de la renuncia, parece que le queden varias marchas. El segundo se llama González Amador. En su caso, el victimismo es de carácter optativo, ya que al menos baraja dos opciones, irse de España o suicidarse. El alcance de su drama no impactó demasiado a la sala que lo escuchó, en donde le advirtieron que ninguno de los dos caminos tiene pinta de ser viable. El tercero se llama Juan Carlos de Borbón y es el protagonista de un libro que en diciembre se publica en español y que por los extractos que se han traducido del francés constituye un acto de victimismo institucional monárquico esculpido en tinta con frases como «no sé si el sacrificio de dejar España se aprecia en su justa medida» y otras que quedarán para siempre en el histórico de su dinastía y de su más reciente restauración.

Además de ese victimismo flagrante, los tres personajes comparten un manifiesta incapacidad para reconocer los errores cometidos y una visión tan parcial de la realidad que una acaba preguntándose si ese ímpetu para creerse los reyes del mambo tiene que ver con otro de los rasgos que comparten: son hombres. Con biografías así, una se pregunta si la autoestima es también una cuestión de género. Porque, pobriños.