«La esperanza Kamala: que no alcance el poder quien hizo de él una herramienta para la confrontación»
OPINIÓN
Kamala Harris sigue inyectando esperanza
El pasado 22 de julio, Biden se apeaba de la carrera presidencial, dejando atrás sus escasas expectativas de victoria. Renacía la esperanza demócrata. Apenas si quedaba tiempo para dirimir el relevo. No era cuestión de encontrar a alguien, sino de proyectar a quien ya reuniese elementos sustanciales para el éxito. Auspiciada por el presidente, Kamala Harris se aupó en candidata desde el primer instante. Tomó el testigo, pese a su muy discreto papel en el ejercicio de la vicepresidencia, lo que la hace aún desconocida para muchos americanos. Logró apoyos casi instantáneos en el partido. También recabó rápida financiación de campaña. En cierto modo, se benefició particularmente del apoyo empresarial y ciudadano ofrecidos al Partido Demócrata. La convención preliminar del 19 de agosto exhibió la unidad demócrata, tan absolutamente necesaria a la hora de enfrentar a Trump. Sin fisuras, los sondeos se han revertido desde entonces, logrando incluso una ligera ventaja sobre su rival.
Tras el debate electoral, Kamala sigue albergando esperanzas, lo cual es significativo. Yo diría que incluso ha cobrado una casi notable ventaja. Ya nadie se acuerda de la patética exhibición de quien, por desgaste y cansancio, quedaba despojado de ingredientes para el éxito. Kamala, en esta ocasión, ha tomado la iniciativa. Sin aspavientos, que tal vez se mereciese quien exageró y mintió en el transcurso del debate, trazó los aspectos sustanciales de su programa, como el impulso a la pequeña y mediana empresa, el refuerzo de la sanidad pública, la dimensión nacional en relación con el aborto, el apoyo a los sectores más desfavorecidos (especialmente en mujeres), la ordenación migratoria sin cierres fronterizos, valorar el fracking como refuerzo de la producción energética, el sostenimiento de Israel para su proporcionada defensa, o el multilateralismo internacional. Una muy nítida declaración de intenciones. Algo propio, en definitiva, frente a eslóganes repetitivos esgrimidos por Trump, como el China nos roba, los inmigrantes son un peligro para la seguridad, la justicia me persigue, que Europa pague, o soy el único que puede reconducir un país en declive.
La discreta Kamala abordó con éxito el debate electoral. Esperemos que sea tan determinante para ella como lo fue para los demócratas con Biden. Un paso más hacia la esperanza. Un peldaño, no ya para la continuidad, sino, sobre todo, para que no alcance el poder quien hizo de él una herramienta para la confrontación. Enrique López de Turíso. Vitoria.
Formación continua: misión imposible
Mi hermana finalizó Enfermería hace dos años y desde entonces encadena contratos en la sanidad pública, con la precariedad que los caracteriza. El año pasado decidió invertir sus ahorros en ampliar su formación mediante un máster en la universidad pública. Durante el curso trabajó por turnos en innumerables servicios y acudió a las clases del máster de forma presencial y telemática, compatibilizando estudio y jornadas laborales. Finalizó el curso con 6 asignaturas aprobadas y 2 suspensas. Al formalizar la nueva matrícula este año para completar el máster, sorpresa: más de 1.000 euros de auto-financiación, un importe mayor que la matrícula inicial. Misión casi imposible una formación continua a lo largo de nuestra vida laboral. ¿Conseguiremos reconvertir a la generación Z en los extinguidos ninis? Esther V. L.