La sonrisa de Clint Eastwood

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

25 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana el maestro Clint Eastwood cumple 94 años y Movistar + lleva unos días ofreciendo sus clásicos. Porque es lo que son sus filmes, clásicos que se nos han quedado en la cabeza y en el corazón. Eastwood, ese geminiano con una vida tan apasionante como su filmografía, ha tenido ocho hijos, seis mujeres, estuvo en la guerra de Corea, toca maravillosamente el piano y sobrevivió a un accidente de avión nadando tres kilómetros hasta la costa. Clint da para una película, pero sus películas nos han dado la vida, porque por encima de su portentoso 1,93 de altura en el que se ha proyectado como un tipo duro, por encima de ese carácter cínico, siempre ha ganado la ternura. La sensibilidad de Clint, tanto como actor como director, nos pone un nudo en la garganta abriéndonos a conflictos íntimos y sociales que nos determinan. Tiene un don para la emoción que nos atraviesa, ya sea como el guardaespaldas atormentado en La línea de fuego, como en el veterano boxeador de Million Dollar Baby, como el decadente jinete de Sin Perdón o el solitario rosmón de Gran Torino. Claro que si una se imagina a Clint, lo ve conduciendo una camioneta, escuchando jazz (su otra pasión, como demostró en Bird, el filme sobre Charlie Parker) y con Meryl Streep al lado. Mojado hasta los huesos, en camiseta abriendo una cerveza y derritiéndonos con su sonrisa de medio lado.