Algunos fichajes de TVE se examinan con lupa y miradas de sospecha. Otros pasan de puntillas y se van forjando lentamente, con el poso de quien ha hecho del saber estar una profesión. De Broncano se ha escrito mucho, pero apenas nada del contrato en bloque que la cadena pública parece haber establecido con el clan de los Preysler. Del mismo modo que la decana de las revistas del corazón ha sido y es boletín oficial de la familia, la cadena pública se ha convertido en su lanzadera.
Todo empezó hace cinco años con el fichaje de Tamara Falcó por MasterChef Celebrity. Aquella concursante en cuyas destrezas pocos confiaban al principio se reveló por sorpresa como una vocacional de la cocina y la televisión. La final que ella ganó consiguió el hito de meter en un plató a Isabel y a Vargas Llosa en sus días de vino y rosas. Cuando este año dos de sus hijos, Ana Boyer y Julio José Iglesias, entraron en el concurso de repostería Bake Off algunos fueron tan mal pensados que creyeron que un Preysler se impondría de nuevo. Llámalo habilidad con las tartas, llámalo suerte, pero no se equivocaron. Una triunfó y el otro no lo logró, pero acaba de ser repescado para Los Iglesias, un espacio de reformas junto a Chábeli, la hermana mayor. Ambos serán la versión nacional y glamurosa de los gemelos Scott, remangados para decorar casas de famosos, entre ellas, la de su madre.