Descartes, el filósofo de la verdad

Cristina Gufé
Cristina Gufé VENTANA ABIERTA

OPINIÓN

Pedreda

06 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los filósofos buscan la verdad, pero ninguno como Descartes parte de una exigencia tan rigurosa. No le importó extremar su investigación hasta los límites con el fin de hallar un principio seguro desde el que levantar el edificio del conocimiento. Propone el Discurso del método como una fábula en la que narra su experiencia en la búsqueda de la verdad.

Nos cuenta que desde niño estuvo familiarizado con los distintos saberes. Le interesaron las matemáticas «por la certeza y evidencia que poseen sus razones». En lo que se refiere a la filosofía, a la que considera la base de las ciencias, «nada hay en ella que no sea objeto de disputa». Ningún autor se había atrevido a proclamar la inseguridad del saber filosófico, que en el siglo XVII ya contaba con siglos de historia.

Abandona los estudios y se dedica a viajar, pero en el mundo encuentra diversidad de opiniones, así se va a dedicar a «escuchar la voz de la razón». La razón humana es una facultad poderosa, hemos de investigar en ella; no importa que sea la razón de un solo ser humano, si se procede con lógica matemática hallaremos verdad (ahora la matemática pasará a ser modelo del saber).

La exigencia de verdad le lleva a dudar: de los sentidos —a veces engañan—, de la dificultad de saber si estamos despiertos o dormidos —en sueños no resulta claro—, incluso podría existir un ser poderoso que me engañe cuando pienso que dos más dos suman cuatro; pero si dudo o soy engañado es que «soy». «Pienso, luego soy» será el principio cierto de la filosofía.

Soy pensamiento —conciencia o alma— y puedo pensar en mis ideas. Encuentro una: la idea de infinito, que, teniendo en cuenta que soy finito —ya que dudo— no puede ser que haya tenido origen en mí, solo cabe que haya sido puesta en mí por un ser infinito, por Dios. Además de la conciencia-pensamiento-alma, que hallé después de una duda radical, existe Dios como garantía de mi razón finita, de las verdades matemáticas y del mundo físico en el que creo.

Descartes es considerado el origen de la modernidad. Dios no es el ser sobre el que todo gira con base en la fe, como en la Edad Media, sino el garante de un sistema que halla su fuente de verdad en la razón humana y en la matemática, lo que va a permitir concebir el universo como una gran máquina.

En la actualidad, algunos científicos creen que la conciencia se expande más allá del cerebro y de la vida orgánica porque es independiente; los neurocientíficos aún no saben qué es el pensamiento, pero se encaminan a lograr que la ciencia y la espiritualidad se complementen apoyados en las investigaciones que hace posible la física cuántica.