Cambio climático y el bla, bla, bla

Yashmina Shawki
YASHMINA SHAWKI CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

10 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, más conocida como COP 28, que se está celebrando desde el 30 de noviembre en Dubái, no está generando grandes expectativas, aunque todo a su alrededor suscita controversia. Con el lema de «Unir, Actuar, Cumplir», es decir, con la exigencia de que se implementen las políticas sobre el clima tal y como indica la página web de la ONU, las delegaciones reunidas tienen una agenda marcada por los intereses particulares de sus países frente a la necesidad global del planeta.

El presidente de la COP28, el sultán al Jaber, ministro de industria de los EAU, negó, en un encuentro online, que la ciencia indicase que, poner fin, de manera progresiva, al uso de los combustibles fósiles permitiría alcanzar la meta más ambiciosa del Acuerdo de París. No tardó en retractarse ante las críticas generalizadas. Pero, ¿de verdad alguien puede sorprenderse de que el representante de uno de los mayores productores de petróleo del mundo no tire piedras contra su propio tejado? Aunque, tan solo las llamas y el humo que expulsan los pozos petrolíferos sean la causa de una enorme contaminación, el origen de la riqueza de los países del Golfo no puede ser debatido. Por el contrario, minimizarlo es una cuestión de supervivencia y, por lo tanto, de estado. Una contradicción que este encuentro tenga lugar precisamente en uno de los países que más fomenta la producción de gases de efecto invernadero.

Además de las diferencias existentes entre los países más desarrollados que aplican las medidas más restrictivas frente a los que están en desarrollo que consideran que necesitan seguir contaminando para poder crecer, nos encontramos con el terrible desastre medioambiental producido y, todavía no corregido por las sucesivas guerras en Irak, Afganistán y después en Siria, así como los dos mayores conflictos actuales están produciendo no tan lejos de Dubái: la guerra en Gaza y la de Ucrania. Las decenas de miles de toneladas de armamento devastan físicamente y contaminan a las personas y el territorio durante muchísimos años. Sin duda, un objetivo climático trascendental a atajar más que a debatir.