Sangenjo, Gerona, Ibiza o Vizcaya no son traducciones, son topónimos históricos en español

Gloria Lago PRESIDENTE DE HABLAMOS ESPAÑOL

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

17 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Eu de vós andaría con ollo, fillos da vosa nai. Quén ri de último ri mellor. Agardo que vos queimen a vós xunto coa vosa noxenta propaganda. Así vos maten e o fagan na Coruña, en Sanxenxo, en Ourense, na Estrada, en boimorto ou na puta nai que vos pareu. Fillos de puta. Besis de fresi». (sic)

Este es uno de los mensajes que denunciamos la semana pasada. Estuvimos recibiéndolos de colores similares por correo y por redes durante varios días. También por teléfono. Al mío hubo momentos que llegaba uno por minuto. ¿El motivo? Una valla con el siguiente mensaje: «Bienvenidos a La Coruña, ciudad que en gallego se llama A Coruña». Lo mismo en Orense y en Sangenjo. 

Aunque parezca increíble, hay personas convencidas de que dar visibilidad a topónimos gallegos en español, reclamar que compartan oficialidad con los topónimos en lengua gallega, es atentar contra la identidad de un país y, como ese país es el eje de su vida, actúan de esta manera dañina y delictiva. Otros, igual de obnubilados, optan por los memes. Marca de la casa, la pedrada en una mano y su peculiar humor en la otra. E nunha man a fouce e noutra man a oliva

A todos nos gusta echar unas risas; el meme que me ha parecido más ingenioso es la traducción de Somozas por Solo chicas. Pero están basados en una mentira. La Coruña, Orense, Sangenjo, La Toja, Guipúzcoa, Lérida, Ibiza y tantos otros no son traducciones ni topónimos castellanizados, sino nombres en español, la mayoría de ellos con siglos de Historia; muchos de ellos, más antiguos que el nombre en la otra lengua oficial. Nadie pretende traducir Porriño, porque es el nombre que usamos en español y si Chandrexa de Queixa hubiese contado desde antiguo con más peso demográfico, económico o cultural, probablemente ya tendría un nombre en español adaptado a este idioma. 

Lo más preocupante es que este tipo de manipulación es habitual en las aulas; les mienten a nuestros jóvenes sobre el origen de estas palabras y lo que tal vez es peor, los condicionan para que se rían del significado de palabras en español que significan lo mismo en gallego. Será que no les conviene enseñarles a pensar, los prefieren atontados. 

Somos el único país donde se ha prohibido que sean oficiales topónimos de una lengua oficial. En España, el césar se ha impuesto a la gramática. Se aprueban leyes autonómicas ridículas que establecen que solo serán oficiales los topónimos en una de sus dos lenguas y el Gobierno central colabora extendiendo la prohibición a toda España. En 1992, gobernando Felipe González, se aprobó la desaparición de Gerona y de Lérida de la vida oficial. En 1998 les tocó el turno a Orense y a La Coruña. Gobernaba Aznar. Zapatero fulminó en el 2011 nombres tan españoles como Guipúzcoa o Vizcaya. Después, lo oficial contagió a los libros, y así, mientras en los textos de los estudiantes gallegos aparecen Xaén o Cidade Real, los niños de Madrid o de Alicante no verán Orense o Lérida en los suyos. 

Quienes dicen defender una lengua, quienes quieren evitar que se mueran sus palabras, hacen todo lo posible para borrar la toponimia de otro idioma. En realidad, lo que subyace a esta práctica hispanófoba es un intento de ocultación de que el español también es una lengua que históricamente ha tenido presencia en estos lugares. Nosotros seguiremos defendiendo nuestro patrimonio respetando el de los demás, que también es el nuestro. Algunos a eso lo llaman ir contra el gallego. Son los mismos que avalan a quienes pasan del así vos maten al «besis de fresi».