¿Por qué cantan los pájaros?

Cristina Gufé LICENCIADA EN FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN. ESCRITORA

OPINIÓN

Ernesto Guzmán Jr. | EFE

14 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los espectáculos más sorprendentes. En la naturaleza existen numerosos hechos que rozan el misterio; el punto de vista científico por sí solo no basta para hacernos comprender. Sabemos que los animales han de cumplir varias funciones para sostener su vida, pero en el canto de los pájaros se dan características que las exceden.

A diferencia de la laringe de los mamíferos, se sirven de la siringe: estructura ósea situada en un extremo de la tráquea; la tensión en las membranas les permite la simultaneidad y variedad de sonidos. Los machos se desgañitan para atraer a las hembras, pero el que sufre por la imposibilidad del amor es el ruiseñor, capaz no solo de cantar por el día, sino también de hacerlo durante la noche. Desesperado, arriesga su vida, ya que podría aparecer un ave al acecho. Desea llevar a la pareja a su jardín y acurrucarse juntos; necesitan un hijo para perpetuar la orquesta; la calidad del canto expresa vitalidad y ellas eligen.

El canto de los pájaros es uno de esos fenómenos en los que la naturaleza —con sus leyes— y el arte —creación humana— se dan la mano hasta el punto de hacernos reflexionar sobre dónde empieza una y termina el otro.

Anuncian la primavera. Deben reproducirse en la época de abundancia para alimentar a sus crías; el aumento de luz ejerce un efecto positivo al activar moléculas que resultan favorables. Se despiertan al alba e inician la actividad que les embelesa, a ellos y a nosotros, como dignos receptores de su arte, como los compañeros que somos para completar la experiencia estética que compartimos en la armonía que se logra entre naturaleza y ser humano.

Sorprende el brillo que podemos alcanzar. Se diluyen las fronteras entre la materia y el espíritu, entre lo justo y lo perfecto, entre la belleza y la naturalidad, entre la apariencia y la esencia. Una raíz de árbol nos ofrece protección, las hojas nos permiten respirar, el amor descansa del gruñido cuando el ruiseñor se arrulla con su pareja y se tranquiliza.

Algunos expertos creen que el canto de los pájaros comparte similitudes con la música: repeticiones, regularidad, ritmo, inversiones, ornamentación, diversidad silábica, flexibilidad y sofisticación. Así podemos concluir que los pájaros cantan porque les gusta. Comparten con los artistas el anhelo de ser oídos, por eso se expresan mejor en el bosque que en las ciudades, donde han de competir con los ruidos; disfrutan con las sinfonías que son capaces de improvisar y aprecian la belleza al ser capaces de crear su propia música.