La importancia del olfato

Manuel Luis Casalderrey
manuel l. casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

JGROSSO | EUROPAPRESS

19 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El premio nobel de física Richard Feynman decía que el olfato de los seres humanos habría empezado a disminuir desde que nos hicimos bípedos. Con la nariz pegada al suelo, como tienen los perros, la cosa pudo ser distinta. Los canes son capaces de detectar drogas, de encontrar personas sepultadas, de seguir el rastro de las piezas de caza, etcétera. 

Los seres humanos distinguimos muchos olores agradables: pan recién horneado, tarta de almendra recién hecha, limón, lavanda. Y otros desagradables: pescado podrido, huevos descompuestos, patatas podridas, etcétera.

Los sabores de los alimentos que comemos son una mezcla de sabores y olores. De hecho, cuando estamos muy acatarrados, la comida no nos sabe a nada, porque falta la percepción de la parte olfativa. Una de las secuelas del covid-19 es la pérdida del olfato y, en consecuencia, el escaso sabor de la comida.

La percepción de fragancias, a través del olfato, se ha utilizado con distintas finalidades: como firma (marca) olfativa, con olor propio, que sería equivalente al logotipo de una marca comercial.

Los aromas también se pueden usar para ganar más dinero, vendiendo comida, ropa y ordenadores. Parece ser que, hace ya unos 40 años, Disney difundió una fragancia artificial a palomitas calientes en sus parques de atracciones (Muy Interesante, nº 499, diciembre del 2022). Comprobó que sus visitantes tenían más ganas de gastarse el dinero comprando chucherías.