Un López en «La Cabina»

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

RTVE

14 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas personas de nuestra quinta dejarán de proferir una interjección admirativa cuando alguien introduzca en la conversación un título: La cabina. Cuando se estrenó esta joyita de Mercero y Navarrete, la televisión programaba y el espectador consumía un menú de plato único. Quizás ahí reside el masivo conocimiento y el impacto general que la película causó en un puñado de generaciones, pero esa regla no juega con todos los productos visuales de los 70, con lo que hay que concederle al inspirado mediometraje protagonizado por José Luis López Vázquez unos atributos propios que permanecen intactos ahora que se cumplen cincuenta años de su estreno. La cabina escondía una intrahistoria política a la que el televidente de la época permanecía ajeno, con la dictadura empeñada en utilizarla en festivales internacionales como una indicación de que el régimen había cambiado y que podía promover ficciones de calidad. Y fue su exitosa exhibición fuera la que forzó su estreno dentro, a pesar del simbolismo que destilaba aquel hombre que entraba en una cabina para llamar por teléfono y nunca más conseguía abandonarla, ante la desesperante indiferencia de todo quisqui y con un final con el que todavía tenemos pesadillas. Sabrán los neurólogos qué tenía aquella historia para que las niñas que éramos sucumbiéramos a su magnetismo, a su incomodidad, por qué se ha pegado a nuestro hipocampo de semejante manera, aunque entonces no fuésemos capaces de levantar todas las capas del guion y asimilar los flagrantes recados que enviaba y que, según ha declarado el hijo de Mercero, no fueron voluntarios. Pero al revisarla otra vez, se comprueba que su claustrofobia permanece intacta, justo ahora que las últimas cabinas están siendo levantadas, seguro que con un López dentro.