Esto ya se sabía

Ernesto Sánchez Pombo
ernesto sánchez pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

BORJA SÁNCHEZ TRILLO | EFE

28 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Son tan cegatos e insensatos que lo reducen todo a la mala educación. A un hecho aislado, propio del debate. Y es que los cautivos aplaudidores parlamentarios y mediáticos no entienden lo que está ocurriendo en este país. O lo entienden y les resulta más rentable mirar hacia Poniente. Incluso, como el alcalde Almeida, trasladan el problema a la afectada pidiendo que no se la victimice. 

La cacería a la ministra Montero, que tuvo su máxima expresión hace unos días con furibundas arremetidas de una bajeza impropia de sede parlamentaria, aún siendo gravísima, no es lo peor. Lo que tiene tintes aciagos es que lo de «obsesa sexual», «libertadora de violadores» y el «está donde está porque la ha fecundado un macho alfa», se tome como algo natural. Pese a llegar tras un largo hostigamiento con acoso a sus hijos en la escuela, persecuciones de escribidores convictos y suspensión de vacaciones por hostigamiento. Lo único predecible es que, con el clima hostil que se está creando, la discordia siga en aumento.

Los objetivos no se logran de la noche a la mañana. Hay que ir paso a paso hasta alcanzarlos. Y esto es lo que está ocurriendo. Que cada día avanzan hacia un clima sumamente peligroso de discordia y enfrentamiento sin que se ponga remedio. Algunos, pese a ser torpes e incapaces, venimos alertando del riesgo que entraña haber llevado a las instituciones a los que tienen como único objetivo destrozar nuestra democracia. Ellos progresan en su finalidad, con inestimables ayudas o silencios, mientras los demás nos entretenemos en discusiones propias de patio vecinal.

Alimentado por una turba mediática y digital que apuesta por el cuanto peor, mejor; el debate parlamentario ha bajado al fango. Y se traslada a la calle. Hasta el más achaflanado sabe que la cosa puede terminar en un desvarío generalizado. Porque se consiente. Quienes lanzan estas bajezas presumen de su hombría. Y nada pasa. Los que les abrieron las puertas de las instituciones han enmudecido.

Así que no nos equivoquemos. Esta cacería de vejaciones, insultos y maltrato a Montero no es un ataque al feminismo. Ni cuestión de machismos. Es una acometida contra la democracia. Una arremetida contra los demócratas. Una ofensiva contra la libertad y dignidad de los españoles. Contra las de todos. También a la suya y a la mía.