La química subyace en las protestas ecologistas

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

FUTUROVEGETAL | REUTERS

15 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo último de las protestas ecologistas contra el cambio climático es una chiquillada. Embadurnan cuadros famosos con materias varias y menos mal que han tenido la sensatez de realizar la tropelía contra cuadros protegidos por un vidrio, con lo cual el lienzo no sufre daño alguno.

Luego viene la química: los activistas se unen al marco del cuadro con un pegamento para que no puedan ser removidos rápidamente y que la protesta tenga un poco más de duración y de repercusión. Para ello los ecologistas han utilizado una sustancia, un pegamento, fabricado por la industria química.

Si usted quiere protestar contra el cambio climático lo lógico es que actúe sobre los principales generadores de gases de efecto invernadero (fábricas, industrias, automóviles, calefacciones, etcétera) y no contra unos cuadros pintados primorosamente por artistas de distintas épocas.

Usar la química para protestar no es nuevo. Recordemos algunos casos. Por ejemplo, los de Greenpeace se valen de zódiacs para atosigar a barcos, presuntamente contaminadores. Las zódiacs son pura química en estructura y combustible. Son de plásticos (químicos) las pancartas que exhiben los ecologistas en lo alto de las factorías químicas supuestamente contaminantes, y las letras grandes, visibles a distancia, están impresas con tintas químicas.

Cuando protestan por aguas contaminadas, la información procede de análisis químicos que ponen de manifiesto esa contaminación.