Las mujeres que faltan en la foto
OPINIÓN
En lugar de volver a reivindicar la razón del porqué en la foto del foro de A Toxa no hay mujeres, me he propuesto investigar las posibles causas por las que, de manera habitual, no haya presencia femenina en eventos que presumen de ser encuentros para la reflexión profunda de los temas que más importan a la sociedad.
Este verano me llamaron de TVE para que pudiera facilitarles el teléfono de una investigadora. Querían entrevistar a una importante y excelente bióloga gallega que se dedica, desde hace muchos años, a la investigación. La autora del estudio científico declinó la invitación. Tampoco quiso hablar su compañera en el estudio. Me puse en contacto con la catedrática de la materia, pero se encontraba en período vacacional y, a pesar de ofrecerle entrar en el informativo de manera virtual, no consideró de interés usar el espacio y la ocasión que le brindaba el medio público para poder explicar qué se investiga en su área de especialización.
Divulgar ciencia es importante para que la sociedad que paga indirectamente las investigaciones, ya que se afrontan con fondos públicos, perciba los beneficios de invertir en ciencia. Hay dos elementos coincidentes en las negativas a comparecer en los medios: los problemas para conciliar y el denominado «síndrome de la impostora».
Luisa García ha recogido en un estudio las causas que explican la continua y llamativa ausencia de mujeres en los eventos de importancia y en los medios de comunicación.
La primera razón de estas ausencias, según la responsable de LLYC para Europa, es la falta de perfiles de expertas, algo que ya ha solucionado el proyecto de la asociación Executivas de Galicia con su listado de mujeres de referencia. Es decir, hay muchas mujeres en todas las áreas y están en el directorio de Referentes Galegas, al que se puede acceder desde este enlace: https://executivasdegalicia.org/listado-de-referentes/
La otra razón es la ocasión, la hora y el lugar de celebración de los eventos profesionales, que podrían organizarse dentro de la jornada laboral, pero que se programan en horario de cenas, como es el caso de los afterwork, o de llevar a los hijos al colegio en el caso de los desayunos de trabajo. La dinámica organizativa de los networking más reconocidos del país son antifamilia y los congresos más interesantes se celebran en fines de semana. Si este tipo de reuniones da visibilidad al trabajo, las empresas deberían programarlas en el período laboral y no como si fueran una actividad extracurricular. De esta manera se corregiría que solo acepten participar aquellos que no se consideren interpelados por la conciliación, que todavía suelen ser en su mayoría varones.
Pero el «síndrome de la impostora» es el mayor causante de las inhibiciones. A las mujeres se las ha educado para no destacar, para no hacerse protagonistas de los espacios públicos, y esa construcción social pesa más que la ventaja real que supone para la profesional ser percibida como una referente en su sector.
Según Luisa García, se da la paradoja de que hay mujeres con preparación que no aceptan participar en mesas de ponentes por su alto nivel de autoexigencia.
Queda una profunda reflexión por todas las partes.