Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial, acusa a los partidos políticos y al Gobierno de provocar el mayor estropicio de toda la historia en la Justicia española, al tiempo que amenaza con dimitir «en semana» si Sánchez y Feijoo no desbloquean la renovación del CGPJ. Como ciudadano reconozco que razones no le faltan al magistrado, pues lo que está ocurriendo es de república bananera. Ahora bien, como jurista puedo deducir de su discurso que Lesmes achaca el colapso general de la Justicia española a esta renovación y en esto en modo alguno puedo estar de acuerdo. Que los órganos de dirección del Poder Judicial cambien de mano es importante. Para algunos más que para otros, pero lo es. Pero de producirse esta renovación, la justicia que afecta a los ciudadanos de a pie seguiría siendo lenta. No por falta de diligencia de nuestros jueces. De eso sobra. Continuaría con su colapso por falta de medios. Porque no se le puede exigir a un magistrado que dicte tres sentencias al día, aparte de celebrar sus correspondientes vistas orales, o que en muchas más veces de lo deseable no pueda celebrarse un juicio telemáticamente debido a que los dispositivos del juzgado normalmente no funcionan. Que los miembros del CGPJ sean fulano o zutano solo afectará al PSOE, PP y compañía. Nunca al pensionista a quien le han okupado su casa. Inviértase en sanidad, educación y justicia y el país marchará mejor.