Recuperar Crimea

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

ALEXEY PAVLISHAK | REUTERS

29 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya se han cumplido seis meses desde la invasión de Ucrania, pero la realidad histórica es que todo esto empezó hace ocho años, cuando Rusia se anexionó por la fuerza la península de Crimea (marzo del 2014). Así nos lo recuerda una y otra vez el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, porque, según él, «esto empezó en Crimea y acabará en Crimea».

La solidaridad internacional fue expresada por unos sesenta países y por la OTAN. «Nunca reconoceremos la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol por parte de Rusia», subrayó Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, quien reiteró que es necesario aumentar la presión internacional sobre el presidente Putin y sus aliados, para conseguir que se respeten los derechos del pueblo ucraniano, hoy tan pisoteados, y se restaure la unidad de la nación atacada e invadida.

Pero la realidad es que nadie cree en una solución del conflicto a corto plazo. Por ello, no se le ponen puertas al campo y, mientras, la guerra continúa. El secretario general de la OTAN insiste en la frase que pronunció en la cumbre de Madrid: «Estaremos con Ucrania todo el tiempo que sea necesario». El mismo que ha acreditado que, de momento, los países integrados en la OTAN han enviado armas a Kiev para seguir la guerra.

Lo cierto es que muchos (muy especialmente EE.UU. y los países de la Unión Europea) le ayudan ahora a Ucrania para recuperar Crimea. Y el presidente Zelenski se afana en ello, animado por mandatarios de los sesenta países que acudieron a un acto de apoyo en Kiev. Es decir, sigue la lucha, después de recibir más armas y apoyo logístico… Pero Rusia continúa en Crimea.

La realidad de que el mundo occidental apoya a Ucrania está sustentada por hechos, pero se ignora si será suficiente. Quizá por ello, y por la determinación del presidente ucraniano, habrá que seguir los pasos de una guerra que aún es una incógnita no despejada. Sabemos que los apoyos que recibe Ucrania tendrán una continuidad sustantiva. Y, en este sentido, recuperar Crimea sería un primer paso muy significativo.

Pero, en términos bélicos, el conflicto sigue abierto en varios frentes. La Plataforma por Crimea, que agrupa a países poderosos y organizaciones como la UE, la OTAN o la ONU, sigue presionando a favor de una Ucrania capaz de recuperar sus territorios. Pero Rusia sigue manteniendo tierras ucranianas bajo su control y no ha mostrado la menor intención de devolverlas. Por ello sería tan relevante —también en el ámbito simbólico— la recuperación de Crimea. Pero no va a ser fácil, porque Rusia, que sabe esto, también ha dejado ver su firme voluntad de no dar ni un paso atrás. Por ello es tan difícil evitar la palabra guerra o ponerle un plazo.

Escribir sobre el futuro es prestarse a un juego en el que se mezclan adivinanzas y deseos. La realidad es que la guerra sigue, las posiciones se reafirman y la solución no llega. Washington ha enviado abundante material bélico, pero nadie sabe cuánto hace falta para forzar o fijar un pacto con Rusia. De momento, los acuerdos pintan bastos. «También hay que entender a Rusia», reponen algunos. Pero la realidad es que aún no estamos ante ninguna mediación eficaz.