Neotenia

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

09 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La idea de que el mundo avanza hacia el progreso y que ser progresista es la mejor opción tiene aspectos cuestionables. El mundo tecnológico y el enorme desarrollo de la industria del ocio desprende aromas de experimento orwelliano encaminado a criar un ganado humano cada vez más manso y domesticado.

Estuvo pasando unos días conmigo un sobrino de once años, un niño educado y bueno que aprovechaba cualquier momento para mirar la tableta. Leí estos días un libro del escritor Juanjo Millás y el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. Hablan de la evolución de la especie y afirman que, a diferencia de otros grandes primates, el sapiens mantiene toda la vida la curiosidad y la capacidad de jugar, algo constatable no solo en fenómenos como las redes sociales, los programas de cotilleo narcotizante, las series y toda la industria del entretenimiento. Este «progreso» nos infantiliza al punto de perder la capacidad de crítica reflexiva y creatividad individual. Un mundo de enajenados influidos por cómicos e influencers —pensé—.

Un gorila, un chimpancé o un bonobo, alcanzada una edad, son lo más serio que hay. No están para juegos ni distracciones, lo que los hace indomesticables. Por otra parte, afirman que cuando una especie domesticada se asilvestra vuelve a su estado salvaje, y me hizo pensar si toda esta bulimia de entretenimiento no nos estará asalvajando.

La neotenia es la capacidad de conservarse joven siendo adulto. En el sapiens ha sido posible gracias a un proceso de selección y domesticación llevado a cabo por la civilización y las hembras, que se coaligaron para desembarazarse de los ejemplares más agresivos, matándolos o impidiendo su reproducción. Cada vez hay más individuos amansados en la tecnología y asalvajados fuera de ella.

¿Progreso?