En torno a Ucrania

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

MAURI RATILAINEN | EFE

16 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi todos los españoles teníamos una información superficial sobre Ucrania y su entorno, hasta que de repente Rusia extendió su garra bélica sobre esta nación y nos fuimos convirtiendo en conocedores de una sangrienta y reprobable realidad. Vladimir Putin, el mandamás ruso, empezó a atacar sin piedad a un país limítrofe que creía débil e inerme, es decir, muy fácilmente apropiable.

La realidad, pasado un tiempo, es que Ucrania resiste y que el resto del mundo ha ido tomando posiciones en torno a esta invasión, tan cruel como carente de sentido. Porque a estas alturas aún es imposible determinar qué victoria pensaba obtener Rusia cuando Putin lanzó sus carros de combate y sus aviones a demoler el país vecino. Algo que ciertamente parecía fácil, pero que la realidad ha convertido en una guerra que se alarga y endurece, con el mundo girando en torno a ella.

Lo primero que hemos visto ha sido el valor y la capacidad de resistencia de los ucranianos, que se lanzaron a defender su territorio con mucho más valor que medios. Muy pronto empezaron a sonarnos los nombres de poblaciones que resistían heroicamente: en Kiev, en la acería Azovstal, en los búnkeres de Mariúpol y en otros lugares. Increíblemente, Rusia no había logrado domeñar a Ucrania en los primeros días, con sus tanques camino de la capital, y ahora todo se ha convertido en una guerra con agentes internacionales (EE.UU., la Unión Europea, la propia Rusia y sus aliados, y el silencio chino, inteligente y predecible). Una situación que ha irritado y desconcertado a Putin hasta límites que él nunca había imaginado. De ahí sus nuevos planes de apropiarse del sur de Ucrania, incorporar la Transnistria moldava y otros feudos en su esfuerzo por sacar pecho en una situación que no esperaba tan complicada. Todo, menos admitir una derrota en unos territorios que cree propios.

Pero la OTAN ha reaccionado y, aunque el presidente Biden no acabe de hablar con rotundidad, está claro que se está urdiendo una gran tela de araña para devolver Rusia a las fronteras anteriores a la invasión de Ucrania. Es sabido que Putin no aceptará esta salida y, de hecho, no ha movido fichas para volver a la casilla de salida.

Mientras, el Reino Unido ha pactado apoyar la defensa de Finlandia y Suecia, que pronto solicitarán su ingreso en la OTAN, pese a las advertencias rusas. Y los demás países de la UE seguirán la misma senda. Lo cual no significa el final de la ecuación, porque Putin no tiene intención de cavar su propia tumba. Es evidente que estudiará todas las posibilidades de sacar ventajas. Pero tal vez acabará por descubrir que los riesgos pueden ser mayores de lo admisible. De momento, toca esperar y ver. Y ponerle freno a la matanza en Ucrania. Después llegará la hora de echar cuentas y repartir responsabilidades. Algo así como la hora de un difícil —pero necesario— entendimiento.