De aquellos polvos

María Pereira López EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS. UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

OPINIÓN

Juan Carlos Hidalgo | EFE

15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Sánchez comprometió que no adelantaría las elecciones para no aprovechar la crisis del PP, y nadie duda de su empeño en cumplir este compromiso. Lo que empieza a parecer complicado es encontrar la estrategia para sacar la política española del lodazal polarizado en el que la metió el conflicto catalán y del que no acabamos de salir.

Todo apunta a que a la mayoría de los actores les conviene llevar la legislatura hasta al final. A Feijoo, porque prefiere asentar su candidatura y estudiar escenarios de convivencia con Vox alternativos al de Castilla y León; y, en este sentido, Moreno podría obsequiarle con una mayoría suficientemente amplia para no tener que contar con Vox en el Gobierno; sin duda, el espejo en el que Feijoo quisiera que los españoles se miraran cuando votaran en las generales. A Sánchez, porque, más allá de su deseo de ostentar la presidencia de turno de la Unión Europea, necesita el tiempo y el escenario propicio para reencontrarse con los votantes de centro, todavía golpeados por las propuestas de sus socios de gobierno y por sus apoyos en la cámara.

El PP de Feijoo ha mostrado algunos fragmentos de institucionalidad, que, al tiempo que lo alejan de las dinámicas de Casado, alientan las geometrías variables que Sánchez necesita para finalizar la legislatura. Y si ese modelo de geometrías variables funciona con mayor dinamismo, aunque solo sea porque a todos les conviene, seguramente Sánchez y Feijoo acabarán disputando los minutos finales dentro de la zona, o sea, buscando el amplio espacio de los votantes de centro. Y entonces, cualquier cosa puede suceder.

Como en política los acontecimientos nunca son planos ni unidimensionales, la crisis del CNI, que tanto daño está haciendo al Gobierno, ha creado oportunidades para que afloren estas geometrías variables en el Parlamento, y ni siquiera Vox ha podido sustraerse a apoyar que la Ley de Seguridad Nacional supere las enmiendas a la totalidad de los nacionalistas catalanes.

En el fondo, porque todos quieren que esta legislatura llegue al final, y, mientras la derecha espera que las elecciones andaluzas den cuenta de los realineamientos ciudadanos en los espacios políticos después de la entrada de Feijoo, la izquierda tiene que resolver, con la entrada de Yolanda Díaz, la multiplicación de actores en espacios concurrentes; también este overbooking político necesita tiempos.

Y mientras tanto, el nacionalismo catalán, que tantas veces ha sido el motor del posibilismo político en España, confía en que cualquier lodo ajeno le sirva para disimular el lodazal sin salida en el que está metido. De aquellos polvos…