El hormiguero labró parte de su fama experimentando con las leyes de la química y la física. El público familiar sucumbió no solo ante sus entrevistas a famosos de moda, sino también ante las pruebas científicas más fotogénicas y rocambolescas. Ahora el programa se ha orientado hacia los ensayos sociológicos y el resultado es igual de hipnótico.
Hace un mes se emitió un vídeo en el que Rosalía salía a la calle disfrazada de reportera con gafas y peluca para preguntar a los transeúntes qué opinaban de ella. El resultado es previsible. La mayoría de los encuestados rajaban malamente de su música hasta que descubrían que debajo de la americana estaba la cantante en persona.
Igual de interesante fue la proeza de llevar ante las cámaras a un puñado de acosadores de famosos que utilizan las redes sociales para evacuar su bilis. Solo unos pocos «valientes» se dejaron grabar. El programa sentaba primero en una sala a los haters, uno a uno, para que se explayaran en el objeto de su odio. «Juan del Val es mala persona», leía uno en voz alta, orgulloso de la prosa de sus tuits. Acto seguido el propio Juan del Val abría la puerta y se sentaba frente a él. Y así otros enemigos públicos de María Pombo y Laura Escanes iban mudando su expresión al mirarlas a los ojos. Alguno acababa incluso ofreciéndose a tomar un café con su víctima.