Después de Feijoo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

XOÁN REY | EFE

30 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Existe una cierta unanimidad entre los «feijoologos» en adjudicar una previsibilidad al comportamiento político de Alberto Núñez Feijoo, al que la oposición en el Parlamento gallego deseó, en su pre-despedida, suerte en lo personal y menos fortuna en su nueva etapa política, ignorando dialécticamente que en el caso del todavía presidente gallego, los éxitos personales son también los políticos. Es una tautología de manual. Pero Feijoo inicia un largo viaje, una compleja hoja de ruta para convertirse en presidente del Gobierno de la nación, un camino con demasiadas encrucijadas, que tendrá que recorrer utilizando ese olfato de homo politicus que afianza el ser previsible y que al parecer es una de sus características.

Yo discrepo, o mas bien matizo el adjetivo, y creo que el hasta ahora presidente de la Xunta es cauto y perito en calcular tiempos, lo que no es habitual en el comportamiento sosegado de los políticos ejercientes. Feijoo nunca ha tenido prisa, evitó las urgencias como divisa y su comportamiento es como el de Galicia, más que conservador, cauteloso. Sucedió en el Gobierno gallego a Pérez Touriño, cautivo del Ejecutivo bifronte pactado con un inédito bloque nacionalista que no supo o no quiso bajarse de la utopía. Un errático Gobierno improbable. Y como en la canción de la Cuba castrista, llegó Feijoo y mandó parar, con la primera de sus cuatro mayorías absolutas.

Ahora, recorriendo los bordes del corazón cainita y poliédrico de la política nacional, no lo va a tener fácil. No sé si seguirá vigente «el sentidiño» y si será suficiente tirar de oficio y de intuición.

Suceder a Feijoo es a si mismo un reto para Alfonso Rueda, que no tiene el carisma ni el predicamento del de los Peares, pese a estar a su lado durante trece años. Le falta haber recorrido, pateado Galicia pueblo a pueblo como hizo Feijoo siguiendo la estela de Manuel Fraga. Carece, por ahora, de la capacidad de un discurso bien elaborado, aunque controlar el Doga engrandece las carencias por veniales que sean. Echaré de menos al hasta ahora presidente del que no sé muy bien cómo despedirme en esta columna en la que cabe, hacia él, todo mi afecto.

Suerte presidente.