La babel ucraniana

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

ZURAB KURTSIKIDZE | Efe

05 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha sacado a la luz un tiberio de topónimos y antropónimos, tanto rusos como ucranianos, que estos días salpican los periódicos con grafías diferentes. Ello se debe a que, para emplearlos en español, unas veces se parte del nombre ruso y otras del ucraniano, que usan el alfabeto cirílico, y que para pasarlos a caracteres latinos se alternan transliteraciones y transcripciones. Las primeras consisten en la conmutación de los caracteres cirílicos por los latinos, mientras las segundas intentan representar la pronunciación original mediante voces que se ajusten al sistema gráfico-fonológico del español.

En lío ya empieza con el nombre de pila del tristemente célebre Putin. Los medios donde se lee Vladímir emplean una cuidadosa transcripción del ruso, pero quienes prescinden de la tilde usan una forma, Vladimir, asentada en el español. Así aparece en algunas obras solventes. Lenin era Vladimir Ilich Ulianov, pero ahora le ponen tildes y la Wikipedia lo presenta como Vladímir Ilich Uliánov. El Vladímir atildado entró en la prensa española en el siglo XXI.

Un tocayo de Putin es el otro gran protagonista de la guerra, el presidente Zelenski. Su nombre ucraniano puede hispanizarse como Volodímir, que tiene respecto al ruso Vladímir/Vladimir la misma relación que Juan con Xoán.

Kiev se emplea en español desde la primera mitad del siglo XIX. Es transcripción del ruso, pero hay quien prefiere Kíev o ir al ucraniano y convertirlo en Kyiv, pese a la recomendación de la Academia Española de mantener Kiev.

La segunda ciudad de Ucrania es Járkov, nombre adaptado a la ortografía y la pronunciación españolas a partir del ruso cuando la urbe perteneció a Rusia. Pese a ser un topónimo asentado, hay por aquí quien emplea la transcripción inglesa Kharkov, así como Járkiv, el nombre ucraniano en alfabeto latino.

Las cosas serían más sencillas si se utilizasen los nombres consolidados en español, cuando los hay, y en los demás casos se recurriese a la transcripción, los nombres rusos desde el ruso, y los ucranianos desde su lengua.