Putin, Ucrania, Biden y nosotros

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

CLEMENS BILAN | Efe

23 feb 2022 . Actualizado a las 08:58 h.

Ha ocurrido. Putin ya tiene tanques rusos en territorio de Ucrania. La operación ha sido taimada: primero mueve a sus tropas en un despliegue militar en el que no faltó la exhibición nuclear; después reconoce la independencia de dos provincias separatistas; como esas nuevas «naciones» son prorrusas, tiene la obligación de defenderlas en nombre del derecho de autodeterminación o algo así, con lo cual el material bélico enviado no es de ocupación, sino de paz. Perfecto. Hace ocho años ocupó Crimea, ahora va a por Ucrania, que no considera un país independiente, sino una continuación natural de Rusia.

A la vista de los hechos e intenciones, las palabras de los dirigentes occidentales han sido contundentes. Josep Borrell, responsable de las relaciones exteriores de la Unión Europea, calificó la situación como «lo más grave después de la Guerra Fría». Boris Johnson, que necesita esta guerra para tapar sus escándalos festeros, atribuyó al dirigente ruso la intención de provocar la peor guerra desde 1945. Joe Biden viene anunciando la invasión desde hace tiempo, pero no puede implicarse porque la entrada de Estados Unidos en el conflicto le daría una dimensión mundial. Y la OTAN puede ayudar a Ucrania, pero no defenderla militarmente porque no es un país integrado en la organización.

Y en ese panorama, España. Como miembro de la OTAN, nuestro Gobierno envió fragatas y cazas. Es una obligación de socio y aliado, que no necesita autorización del Congreso. Pero nos hace plantear dos interrogantes: el primero recuerda que, cuando Felipe González convocó el referendo para ratificar la entrada de nuestro país en la organización, se nos pidió el voto con el argumento de que no entrábamos en su estructura militar. Después tuvimos a un español, y precisamente ministro de González, Javier Solana, como secretario general de la OTAN en plena guerra de los Balcanes. Participar ahora con aviones y barcos en el aparato disuasorio de Putin, ¿es o no es estar en la estructura militar?

Y segundo interrogante, la atención que nos dispensa Estados Unidos. Tenemos en territorio español las bases que utiliza el ejército norteamericano, trascendentales en cualquier conflicto en nuestra zona geográfica. ¿El trato que recibimos de Biden es el que corresponde a tan generosa colaboración?

El presidente Sánchez no figura en sus conversaciones con otros líderes europeos. Una de tres: o Biden sigue desconociendo el papel de España en la defensa occidental, o ignora que somos la cuarta potencia europea, o todavía no han olvidado el desplante de Zapatero a la bandera americana. Hago estas preguntas, un tanto patrioteras, no por ningún tipo de orgullo herido, porque en la neutralidad estaríamos mejor, sino por saber qué papel tenemos como país en los conflictos que nos rodean y quiénes serán nuestros defensores en caso de agresión exterior.