El elixir de la vida no residía en la fuente de la eterna juventud perseguida por la humanidad desde el inicio de los tiempos. La posibilidad de ser joven por siempre ya existe y se encuentra en la magia de los efectos especiales con los que Disney ha alcanzado la excelencia en sus series de la franquicia de Star Wars.
El último capítulo emitido de The Mandalorian produjo un golpe de efecto sorprendente en el espectador al incluir una escena protagonizada por un Luke Skywalker tan joven como en las películas de los setenta y ochenta. Fueron unos fotogramas decisivos, aunque muy rápidos para evitar deliberadamente los detalles precisos que revelaran las costuras de aquel holograma.
Ahora, en El libro de Boba Fett, los expertos en imágenes generadas por ordenador ya han perdido el miedo a explayarse con esta nueva tecnología que oculta tantos secretos y misterios como la fórmula del refresco más popular. El personaje de Skywalker reaparece en el penúltimo capítulo. Habla, se mueve, salta y corre entrenando a su padawan como en los tiempos en los que era él mismo el que se ejercitaba para convertirse en maestro jedi. En los títulos de crédito figura el actor Mark Hamill, pero nadie ha revelado qué dosis de acción real y recreación digital contiene esta versión mejorada de la pócima mágica.