Pues miren: a estas alturas ya me importa poco, casi nada, que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) manipule con un descaro creciente las encuestas de intención de voto, porque solo se las creen quienes necesitan creerlas o carecen de luces para discutirlas. Lo que realmente me preocupa es que todos los políticos de todo el abanico parlamentario sepan que es así, y todos los periodistas, y todos los sociólogos y todos los estadísticos del país, y todo el que tenga dos dedos de frente y… que no pase nada. Esto sí me preocupa mucho, insisto, porque significa que nos resignamos a la indignidad de quienes nos gobiernan y a la propia. La falta de respeto que aceptamos sin chistar. Todo el mundo se sonríe ante la palabra Tezanos, apellido del director del CIS, porque todos saben que es militante socialista y que sus encuestas favorecen siempre al mismo partido: el suyo, que es el del Gobierno. Lo que me preocupa, perdón por la matraca, es que no pase nada, y que se gasten millones de euros nuestros, como si anduviéramos sobrados, en una encuesta de intención de voto que no necesitamos, perfectamente superflua, prescindible, porque los medios ya publican muchas. Y más fiables por la cuenta que les trae. ¿Tenemos que pagarle esa encuesta, no ya al Gobierno, sino al partido del Gobierno, para que nos mienta?
Se podría decir lo mismo de las previsiones de crecimiento económico para el 2021. Sabemos ahora que acertó menos quien tenía más datos: el Gobierno. ¿Incompetencia o mala fe?
Ciertamente, nadie puede engañar todo el tiempo a todo el mundo. Pero parece que algunos ni siquiera lo pretenden. Les basta con nuestra pasividad, con nuestro sometimiento.
@pacosanchez