Leyendo

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

23 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Circula por las redes un youtube de Saramago donde el nobel portugués hace el siguiente comentario: «yo llegué a una conclusión y es que a nosotros nos están diciendo constantemente: ‘‘tenéis que hacer ejercicio’’, lo que significa hacer deporte o formas paralelas al deporte; pero a los que hacen deporte profesionalmente, nadie le está diciendo: ‘‘usted tiene que leer’’». Saramago era un hombre inteligente con una salud y lucidez envidiable hasta su muerte a los 88 años.

La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo, pero el cerebro no fue creado genéticamente para leer, no hay genes específicos para la lectura ni centro o estructura en el cerebro que se dedique solo a eso. La lectura es un invento cultural que apareció hace apenas seis mil años.

Cuando estudiamos cómo el cerebro es capaz de leer, en realidad lo que investigamos es cómo el cerebro aprende cosas nuevas para las que no viene programado de fábrica. Todo lo que produce de nuevo nuestro cerebro (el mundo simbólico, el arte o los sentimientos) se lo debemos a su neuroplasticidad. Las mismas neuronas genéticamente programadas para identificar caras, animales y demás elementos del mundo que está fuera de nosotros se reciclan y aprenden a identificar letras, patrones de letras e incluso pequeños morfemas, gracias a la neuroplasticidad que posee el cerebro.

Hay grupos de neuronas que aprenden a trabajar juntas rápidamente y se vuelven automáticas; las mismas que nos sirvieron para seguir el rastro de un animal son con las que leemos, usan la misma capacidad de automatización para decodificar muy rápido, pueden hacer conectar significante - significado casi instantáneamente abriéndonos así, las puertas del pensamiento. Pero no se olviden, el lector tiene que entrenar para poder llegar a pensar mejor, esto no nos viene dado genéticamente.

«En Egipto a las bibliotecas las llamaban el tesoro de los remedios del alma porque curaban en ellas la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás», decía intelectual francés Jackes-Bénigne Bossuet. Durante más de 20 años un equipo de la Universidad de Oxford analizó los hábitos de casi 20.000 jóvenes con ánimo de conocer qué actividades predecían el éxito profesional al cumplir 30. Solo la lectura pareció tener un impacto significativo en el éxito profesional: ninguna otra práctica, como hacer deporte o ir al cine, tuvo efecto alguno.

El «mens sana in corpore sano» o el «ora et labora» benedictino señalan la misma necesidad de entrenar el cuerpo y la mente, luego ya es elección de cada cual querer tener más biceps y menos pulsaciones o más sabiduría.

Leer perjudica seriamente a la ignorancia.

Tiene razón Saramago.