El reto del PP es gobernar sin Vox

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

Sam Simmonds | Europa Press

20 ene 2022 . Actualizado a las 08:40 h.

Las elecciones de Castilla y León serán la primera fase de un largo experimento político previo a las generales. Los resultados de ese ensayo estarán refrendados con datos empíricos extraídos de las urnas, y no con análisis realizados en las cocinas de los gabinetes demoscópicos o los cuarteles políticos. Y tendrán por ello un valor muy superior al de las encuestas para establecer el marco en el que los españoles tendrán que decidir el color de su futuro Gobierno. En una situación de empate en las generales entre el bloque de la derecha y el de la izquierda aliada con todos los independentistas, la clave es si el PP puede gobernar sin coaligarse con Vox.

El argumento de la izquierda es alentar el miedo a Vox, presentándolo como su alternativa. Y, al contrario, la prioridad de Casado es llegar a las generales demostrando que, incluso sin mayoría absoluta, el PP puede gobernar en solitario. ¿Puede hacerlo? Con Cs fuera de la ecuación, ya lo hace en Madrid. Si en Castilla y León logra más diputados que toda la izquierda, Vox no tendrá más opción, por mucho que Abascal diga lo contrario, que facilitar con su abstención o su voto a favor un Gobierno en solitario del PP. No hacerlo conduciría a nuevas elecciones en las que el voto útil perjudicaría a Vox.

Exactamente lo mismo sucedería después en las elecciones andaluzas —cada vez más cercanas— si Juan Manuel Moreno gana sin mayoría absoluta. Vox tardará en asumirlo, pero tendrá que facilitar un Gobierno del PP en solitario. Y no es descartable que tras esos dos ensayos electorales llegue otro en Murcia con idénticas perspectivas: gobierno monocolor del PP, necesite o no a Vox en la investidura. El gran reto de Casado es llegar a las generales sin coaliciones con Vox en ninguna autonomía. Pero si lo logra, tendrá muy cerca gobernar en España. La izquierda es consciente de que ese puede ser el escenario. Y por ello Sánchez se empeña en transmitir la idea de que sería ilegítimo no ya que el PP se coaligue con un partido como Vox, sino también que logre las investiduras gracias a su apoyo o su abstención.

Pero ese argumento resulta muy difícil de sostener. ¿Puede alguien que no solo ha sido investido, sino que gobierna gracias a un golpista xenófobo como Oriol Junqueras y un condenado por secuestro como Arnaldo Otegi cuestionar que Santiago Abascal facilite gobiernos del PP? Obviamente, no.