La «no alianza» entre China y Rusia

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

SPUTNIK

22 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquier tipo de entendimiento más allá de un pacto de no agresión entre el tigre ruso y el dragón chino parece harto difícil. No está en la naturaleza de Vladimir Putin y mucho menos en la de Xi Jinping confraternizar con otro líder mundial. Ambos dirigen países enormes, con poblaciones muy relevantes —obviamente con China ganando por goleada—, que han superado episodios muy negros de su historia y que se han reconstruido primando el desarrollo económico sobre el reconocimiento y protección de los derechos políticos. Rusia es el país más grande del mundo y la sexta economía en importancia; China, el tercer país más grande y la primera economía. Sin embargo, la unión de ambos no llega a dos tercios de la combinación entre las economías de EE.UU. y la UE.

Pero donde realmente flaquean ambos países es en la consideración internacional, un concepto tan vago e intangible como relevante. Y es que, tanto China como Rusia, cargan con el pesado lastre de ser países donde los derechos humanos no son respetados y donde la dictadura política es férrea. También arrastran miedos atávicos. Rusia teme la progresiva extensión de la influencia de la OTAN hasta sus fronteras, mientras China no tolera la crítica ante su fagocitación de Hong Kong o las políticas de reeducación de los musulmanes uigures.

Ambos tienen un enemigo común y, tal y como reza el dicho, «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». La segunda cumbre virtual de estos dos líderes en este año, poco después de la celebrada entre Biden y Putin, responde a las advertencias lanzadas por EE.UU. y la UE sobre la potencial invasión de Ucrania por parte de Rusia y la de Taiwán por China. Las sanciones económicas impuestas a Rusia y el boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín les unen en sus agravios. Pero, más allá de algunos gestos simbólicos de apoyo, como la asistencia de Putin a las Olimpiadas, es difícil que se llegue a dar una cooperación plena. Sin embargo, a ambos les basta para reforzar su posición interna y advertir al mundo de que no se van a quedar quietos ante las advertencias.