El poliamor de Sánchez

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Juan Carlos Hidalgo | Efe

21 dic 2021 . Actualizado a las 10:00 h.

Sánchez fue un visionario. Intuyó que la dividida política española pasaba por el poliamor y las relaciones abiertas o podríamos estar yendo a urnas toda la vida. Y así es que gobierna a pesar de una pandemia, sin mayores amenazas. Hubo algunos que ya lo echaban el primer día. Pero Pedro Sánchez se instaló en el futuro del poliamor y ahí sigue. No iba a aprobar ni unos presupuestos, decían. Ahora saca adelante unas nuevas cuentas con solo darles unos euros para Netflix a Rufián y a ERC. Estaba claro que el asunto de las plataformas y las subvenciones a unas productoras no iba a ser problema. Lo que pasa es que algunos confunden sus deseos, su odio a Sánchez, con la realidad de unas Cortes con muchos colores.

Le podrán afear a Sánchez que hay que tener estómago para practicar el poliamor un día con Otegi, otro con Rufián y el siguiente con Teruel Existe. Es justo lo contrario. Sánchez comprendió que la política española está en una fase de relaciones abiertas o no está. Ahora toca darle sus minutos de gloria a los presidentes autonómicos para afrontar que la pandemia se pone otra vez muy fea, pues se hace. Así, además les pasa el lío a ellos. Poliamor federal, poliamor autonómico, poliamor europeo, breve poliamor con Biden y lo que sea necesario. Es Sánchez el que mejor ha entendido que la política son acuerdos, cintura, tragar con sapos y con carretas sin perder la sonrisa. Enfrente tiene a Casado, que no se entera. Que es justo todo lo contrario. Se enfrenta hasta a los suyos. Sánchez propone una cosa y su contraria sin despeinarse. Pero de Casado no sabemos lo que propone. No ama ni a los de casa, salvo a Teodoro, que lo adora. Prescinde de Cayetana, se enfrenta con Ayuso, envidia a Feijoo. La España de hoy es metaverso y multidiversa y, mientras Sánchez lo comprende y lo abraza, Casado no sabe de qué va el presente. Sánchez es poliamor donde Casado sigue en el matrimonio decimonónico.

Solo Yolanda Díaz, lista listísima, ha visto también que el poliamor es la única solución para practicar la complicada y confusa política en este país. Es el único peligro real que afronta Sánchez. Que el poliamor de Yolanda sea más grande y le robe votos por la izquierda. O que lo intente hasta desde el Vaticano. Frente a esta habilidad de Sánchez y Yolanda al mando —habrá hasta reformita laboral— tenemos a Casado, que a este ritmo de enfados no va a poder ni abrazarse al culturista Abascal.