No, no son cosas del destino

Claudia Luna Palencia
Claudia Luna Palencia PERIODISTA ESPECIALIZADA EN ECONOMÍA, DIRECTORA DE CONEXIÓN HISPANOAMÉRICA

OPINIÓN

Ricardo Maldonado Rozo

10 dic 2021 . Actualizado a las 09:27 h.

Primer dato: desde finales de septiembre, China se enfrenta a una serie de apagones eléctricos en varias ciudades y ha implementado medidas de racionamiento energético entre sus ciudadanos e industrias. De sus 31 provincias, prácticamente en el 70 % hay cortes eléctricos y se han establecido diversos horarios en los que deja de haber luz.

Segundo dato: ninguna economía del mundo ha estado jamás preparada para el cierre y el frenazo que por meses —y de forma intermitente— se vivió el año pasado a consecuencia del covid. Con la llegada de las vacunas, se ha reactivado la demanda de una forma más rápida e inusitada que la capacidad de respuesta de la producción. El sector de la distribución se ha visto superado. Faltan buques para transportar los barriles de crudo, microchips, neumáticos, videoconsolas, algodón, textiles y otros productos procesados. Los puertos siguen mostrando cientos de contenedores vacíos sin empresas transportistas disponibles.

Tercer dato: debemos valorar que el mundo, en el ámbito energético, sigue dependiendo y mucho del trasiego del crudo, del gas, del carbón que va de un sitio a otro lubricando el comercio. Al faltar buques, el suministro en el invierno se ha puesto en semáforo amarillo con una alerta que, en algunos países, va sonando a amenaza apocalíptica. Europa mira con recelo los racionamientos eléctricos que ya aplica China. Lo hace después de que el Gobierno austríaco decidiera sensibilizar a su población acerca de la «seria posibilidad» de padecer un apagón. ¿Cuándo puede suceder? No lo sabe, pero su ministro de Interior, Karl Nehammer, confirmó que, llegado el caso, el Ejército apoyará a la población.

Cuarto y último dato: el mundo debe de hacerle frente a estos retos. Darles la espalda no solucionará el problema.