Es pura casualidad. Estaba preparando una colaboración con ese título cuando aparece la noticia (La Voz, 20-10) de la donación de la Fundación Amancio Ortega a la sanidad pública de diez equipos de protonterapia para el tratamiento de cánceres. La protonterapia es una técnica eficaz que hay que añadir a la lucha contra el cáncer. Además de la quimioterapia (tratamiento con fármacos o medicamentos), la radioterapia (tratamiento con radiaciones de fotones: rayos X), la electronterapia (tratamiento con electrones acelerados en aceleradores lineales), se añade la protonterapia, en la cual, una máquina (ciclotrón, sincrotrón) emite protones de alta energía que se hacen incidir en la zona afectada por el cáncer. La protonterapia tiene como característica principal el hecho de irradiar la zona afectada por el cáncer sin dañar apenas el tejido sano, con lo cual, se atenúan considerablemente los efectos secundarios de la radioterapia. Esta propiedad de focalizar el haz de protones lo más ajustadamente posible es importante en todo tipo de cánceres, pero especialmente en el tratamiento de los digestivos, difíciles de irradiar debido a todas las estructuras que hay en la zona. La donación de la Fundación Amancio Ortega (280 millones de euros) salvará muchas vidas a partir del momento en que empiecen a funcionara los equipos de protonterapia distribuidos por España. Esperaba que no saliese nadie que cuestionase esta magnífica donación.