Las virtudes de Xesús

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

VÍTOR MEJUTO

24 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando yo, ya cuarentón, empezaba a dar mis primeros pasos en este mundo de los libros en el que sigo embarrado como un jugador de rugbi, empujando, placando y corriendo, comencé también una colaboración con este periódico que consistía en contar a los pacientes y amables lectores un capítulo por semana, de la primera parte del Quijote, de cuya publicación se cumplían cuatrocientos años.

 Corría el año 2005. Mi editor de aquella aventura era un joven con alma pura, flemático, tímido y prudente del que se rumoreaba que era un tipo culto. Se llamaba Xesús Fraga y era amigo de Julian Barnes, al que yo leía por indicación de Tim Behrens. Entonces lo traté y nos encontramos en un amigo común, el escritor Ignacio Martínez de Pisón. Y luego, durante una época, me invitó a la radio para hablar de libros, en un programa que mantenía con Manolo Rodríguez en Radio Voz, en el que fui feliz compartiendo lecturas y pasiones.

Por aquel entonces, Fraga ya había escrito sus novelas -Tute para catro e A-Z- y andaba traduciendo Arthur & George, una novela maravillosa sobre Conan Doyle y el Londres de su tiempo. Pero hablaba ya de la abuela Virtudes. Tenía el libro deambulando por su cabeza. Yo, entre tanto, leía sus traducciones y las novelas de Barnes y de McEwan, de Martin Amis y de su padre Kingsley, y esperé, como Penélope o doña Rosita, la llegada de Virtudes, que se hacía de rogar. Hoy, con el libro en las manos, y algunas gotas -ya pocas- de sangre inglesa por mis venas, me alegro de ser, yo también, gallego.