El fin de la prostitución, más cerca

Yolanda Besteiro PRESIDENTA DE LA FEDERACIÓN DE MUJERES PROGRESISTAS

OPINIÓN

24 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La prostitución es violencia contra las mujeres, y un privilegio masculino que ha de ser siempre abolido si queremos llegar a ser una sociedad completamente igualitaria. Siempre hemos de tener presente que tiene sus raíces en la desigualdad estructural de género y las distintas discriminaciones que posicionan a unas mujeres en situación de mayor vulnerabilidad social para verse abocadas a ser prostituidas. 

España ocupa el primer puesto en consumo de prostitución en Europa y el tercero del mundo; pero hoy, esta vulneración de los derechos humanos de las mujeres está más cerca de acabarse. Desde hace años, el PSOE ha mantenido una clara posición abolicionista del sistema prostitucional, pero ahora ha dado el deseado paso de promover de una vez por todas una ley integral que, además, plantea por primera vez el castigo a clientes y proxenetas. Sin ellos, tengámoslo claro, la prostitución no existiría.

Es más necesario que nunca señalar y castigar, sin ambigüedad alguna, a los auténticos responsables que prostituyen a las mujeres y mostrar la violencia del sistema prostitucional que convierte los cuerpos de las mujeres en objetos mercantilizables para satisfacer los deseos de otros. Es más necesario que nunca crear ese marco legal propio. No es suficiente ni efectivo incorporar cambios en otras normativas, como ha planteado Podemos, tales como la recuperación, por otra parte necesaria, eso sí, de la tercera locativa en la Ley de Garantías de Libertad Sexual para multar a aquellas personas que se lucran de la explotación sexual de las mujeres, como propietarios de locales o pisos en los que se ejerce la prostitución. O una posible enmienda a la Ley de Extranjería -se calcula que más del 70 % de las mujeres explotadas están en situación irregular- para que las migrantes víctimas de trata tengan los mismos derechos que el resto.

Y no es ni suficiente ni efectivo porque es momento de otorgar a la explotación sexual de mujeres de toda una dimensión judicial para ponerle fin. No hacerlo es titubear con decisiones regulacionistas, posiblemente debidas a presiones de socios políticos. Es necesaria una ley que contemple medidas de protección y amparo integrales a víctimas y supervivientes de la prostitución y programas y alternativas laborales de salida real del sistema prostitucional, pero sobre todo es hora por fin de criminalizar todas las formas de proxenetismo y penalizar a los clientes que ejercen claramente violencia sexual.

También, y sumamente importante, es que esta ley recoja la necesidad de una educación afectivo sexual en todas las etapas y niveles educativos, con control absoluto del consumo de pornografía, incluyendo también campañas públicas de prevención y desactivación del consumo de prostitución.

Así pues, una sociedad comprometida con la igualdad de género ha de apostar por políticas públicas que acaben de una vez por todas con esta grave discriminación y violencia. Ha llegado el momento de incidir claramente y sin vacilaciones en la necesidad de garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Sería una lástima volver a sumirnos en debates políticos infructuosos cuando la vida de tantas y tantas mujeres depende de que vislumbremos que la explotación sexual podría tener los días contados.