Congreso del PSOE: de la ilusión a la decepción

José Luis Úriz Iglesias EX PARLAMENTARIO Y CONCEJAL DE PSN-PSOE

OPINIÓN

Rober Solsona | Europa Press

19 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Se acaba de celebrar el 40 Congreso del PSOE, del que ha salido su línea estratégica y su nueva dirección para los próximos tiempos. Se ha desarrollado en un momento de convulsión externa, con un PP confrontado y el reto pendiente de Cataluña, pero en un ambiente de control y tranquilidad en su interior.

Pedro Sánchez, ya instalado en su torre de marfil de la Moncloa, se ha desembarazado de los leales sin cuya ayuda no habría accedido a la secretaría general cuando, después del comité regional del 1 de octubre del 2016, se refugió con una fuerte depresión en su domicilio. Salió de ella gracias al impulso que se le dio desde la reunión celebrada en noviembre de ese año en el Ateneo de Madrid. Allí, afiliados de peso como Borrell, Narbona, Elorza, Escudero, Tezanos o De la Rocha, más el apoyo de Pérez Tapias, Perelló, Ábalos y Toni Ferrer, gentes de UGT e Izquierda Socialista, e incluso Margarita Robles aunque no estuviera afiliada, impulsaron su vuelta a la primera línea. Su mitin inicial tras ese acto, en Xirivella, demostró que aquel análisis era correcto y que la mayoría de la base del partido estaba junto a él de manera entusiasta.

Ahora prefiere tener cerca a gentes de perfil bajo con obediencia inquebrantable, poco ideologizados, menos curtidos en las tesis de la izquierda, muchos jóvenes en búsqueda de puesto de trabajo.

Por eso, este 40 congreso, en lugar de para tejer una alianza intergeneracional que fortaleciera la ideología de izquierdas en su seno, dar alternativas al modelo de país de futuro, o construir un partido moderno con una profunda democracia interna, ha servido para mayor loa del líder, vaciándolo de contenido.

Ha perdido la ocasión de afrontar el reto de crear un nuevo modelo de Estado, de enfrentarse con valentía a la búsqueda de soluciones para eliminar las viejas tensiones centro-periferia heredadas de la Transición.

No ha sido así y podemos definirlo como un fiasco, una ocasión perdida que, en lugar de traer ilusión, lo que realmente aporta es decepción -al menos para los sectores progresistas más avanzados de este país-, y que pierde el tren de cambio socialdemócrata que avanza en la UE.

Veremos...