El lenguaje del volcán

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

Ángel Medina G | Efe

01 oct 2021 . Actualizado a las 08:45 h.

El volcán de la isla de La Palma se comunica con los seres humanos en su propio lenguaje. Primero avisó de que iba a hablar a través de numerosos sismos y elevaciones del terreno que indicaban su pronta presencia. El volcán no tiene una sola boca para hablar, sino que utiliza varias, por las que salen las lenguas de fuego que escupen las palabras de su lenguaje: lava, cenizas, gases y productos piroclásticos. También se comunica mediante ruidos pavorosos, que asustan a los habitantes de La Palma. Es el lenguaje aterrador del volcán.

La lava del volcán Cumbre Vieja ha conseguido zambullirse en el mar. Soportar temperaturas de más de 1.000 grados Celsius no debe ser fácil. Se alivió al sumergirse en el agua del océano, a 20 grados. Le costó. Primero el volcán se mostró como estromboliano: lava viscosa, lanzamiento de partículas sólidas, como el Stromboli, cercano a Sicilia. La elevada viscosidad (resistencia a fluir; la miel es más viscosa que el agua porque fluye más lentamente) de la lava del Cumbre Vieja retardaba la ansiada llegada al mar. Para lograr su objetivo se transformó en un volcán tipo hawaiano, con lava muy fluida como la del Kilauea. Sorteó obstáculos, arrasó todo lo que encontraba a su paso y, por fin, se precipitó al mar. Desde ahí lanza nuevos gases que se forman en el encuentro entre la lava y el mar. Sigue el lenguaje del volcán: he provocado destrucción, pero os regalo un nuevo trozo de isla.