«Morderse la lengua»

OPINIÓN

Sandra Alonso

02 ago 2021 . Actualizado a las 10:13 h.

Además de ser una expresión llena de polisemias y sugerencias, Morderse la lengua es el título de un excelente y necesario libro del profesor Darío Villanueva -exrector de la Universidad de Santiago, exdirector de la RAE y catedrático de Teoría de la Literatura-, publicado en la primavera del 2020 (Barcelona: Espasa), y que yo acabo de leer -como prueba objetiva de su interés y calidad- en su quinta edición. 

En sus 380 páginas de amena y absorbente lectura, tan abordable para los legos como aprovechable para expertos e investigadores de máximo nivel, el profesor Villanueva consigue hilvanar con brillante y galaica maestría el proceso de deconstrucción de la racionalidad ilustrada, que alumbró la democracia y la ciencia moderna, con la emergencia de una sociedad líquida, cada vez más permeada por sentimientos y emociones, que, valiéndose de instrumentos tan sutiles y poderosos como la modificación de las lenguas, la relativización de del orden social, y, sobre todo, de la posibilidad de construir una realidad paralela a través de los relatos, la posverdad y el lenguaje correcto, parecen estar derruyendo el mundo en el que hemos vivido, antes de pergeñar los principios de un nuevo orden social que empieza a presentarse lleno de incertidumbres y abiertas falsedades.

Aunque no pretendo resumir en una las 380 páginas de Morderse la lengua, puedo adelantarles que este libro consigue librarnos de la sensación de viajar en un carro sin auriga, al entreverar la perspectiva fundamental de esta investigación, que es la influencia del lenguaje en el proceso cultural y social. Todo ello con los precedentes remotos del deconstructivismo actual, y con el origen universitario de este proceso que, desde los años veinte, y muy especialmente a partir de los cincuenta, empezó a anunciarse en brillantes y casi proféticas distopías -de Orwell, Huxley, Zamiatin o Nabokov- en las que ya brotaban las posverdades, el neolenguaje, la revisión de la historia y de las literaturas clásicas y, junto a las cadenas del lenguaje correcto, el rebumbio mediático que sirve de punta de lanza a la posverdad, la posdemocracia, la posliteratura y al desplazamiento de la racionalidad y la belleza como referencias esenciales de la civilización.

Lejos de estar ante un nuevo descubrimiento del Mediterráneo -advierte el profesor Villanueva-, nos encontramos ante una reelaboración sistemática del orden social, cultural y político que hay que estudiar y conocer para discutirlo en serio, ya que su influencia trasciende de la pura definición del hombre moderno, para resignificar los conceptos de democracia, humanismo y libertad.

La reforma de la lengua y la gramática que ahora padecemos no nace del evidente infantilismo de los populistas de última generación, sino de una revisión revolucionaria de todos los tiempos pasados, que, si no se advierte y evalúa ya, nunca podrá ser restaurada. Y por eso no deben entender mis palabras como una concisa sinopsis de Morderse la lengua, sino como una invitación a leerlo y aprovecharlo.