Sí, somos idiotas

José Luis Úriz Iglesias EXPARLAMENTARIO Y CONCEJAL DE PSN-PSOE

OPINIÓN

JUANJO MARTIN

26 jul 2021 . Actualizado a las 20:33 h.

El pasado día 20 en comparecencia ante la prensa, el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, pronunció una de esas frases memorables, que además sintetiza todo lo ocurrido en estos 17 meses de pandemia. «Sí, somos idiotas», aseguró con contundencia Igea, comentario acertado ante el que muchos nos sentimos absolutamente identificados. Quizás le faltó añadir un pequeño matiz a continuación: unos más que otros, pero en términos generales acertó plenamente.

Hemos sido, somos y posiblemente lo sigamos siendo, todos y todas, la sociedad en general, con mayor acento entre la juventud y los dirigentes -todos, estatales y autonómicos, locales-, hasta los jueces, e incluso la Iglesia, en este caso con un clamoroso silencio cómplice. Somos idiotas (cortos de entendimiento, según la RAE) por cometer una y otra vez los mismos errores sin enmienda alguna, siempre con la advertencia previa de todos los expertos, sanitarios, científicos y virólogos, que cada ola nos iba diciendo lo que previsiblemente iba a ocurrir.

Lamentablemente han acertado y así llevamos ya cinco, dejando un reguero de ingresos, ucis, fallecidos y, lo que sin duda es muy grave, el deterioro de nuestra economía. Porque lo que nuestros sesudos dirigentes nos decían era que lo peor había pasado y debían relajar las medidas para lograr la recuperación económica. Pero ahora, por sus errores, estamos mucho peor en lo sanitario y también en lo económico.

El último error fue cometido por un presidente del Gobierno, al que he apoyado sin fisuras desde las primarias del PSOE, pero que ha acabado sumido en el «síndrome de la torre de marfil» que provoca el poder. Pedro Sánchez al suprimir el estado de alarma aseguró con tono contundente, que hacía falta porque las comunidades autónomas ya tenían instrumentos suficientes con los que parar la quinta ola. Se equivocó. Ignoró que tenemos una sociedad líquida, con sectores importantes, especialmente de la juventud, insensatos e insolidarios, además de una justicia que en esto del covid-19 no ha estado a la altura de las circunstancias, yendo, según los diferentes lugares, del blanco al negro sin ningún pudor. A un dirigente político de altura se le debiera exigir que conozca a la sociedad que le toca dirigir y, en este caso, proteger. Sánchez no lo hizo y ahora estamos en una situación aún más difícil. Tampoco la mayoría de los dirigentes autonómicos lo han hecho. Con excepciones puntuales. Caen chuzos de punta pero esperemos que escampe y la razón, la lucidez, la sensatez vuelva a todos ellos. Aunque quizás para entonces todos y todas estemos calvas. Veremos…