«Crisis? What crisis?»

Rafael Arangüena ABOGADO

OPINIÓN

J. Hellín. POOL

16 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La banda británica Supertramp grabó este disco bajo mucha presión y nada convencidos de su resultado, llegando a ser finalmente uno de sus mejores álbumes. Lo que sucedió el pasado sábado técnicamente hay que llamarlo crisis de Gobierno, pero realmente fue un visto y no visto; una crisis relámpago sin calentamiento previo que más parece responder a una hoja de ruta en medio de un entorno en permanente evolución. Si algo no se le puede negar al presidente del Gobierno es su capacidad para sorprender y su agilidad a la hora de reponer ministros gastados y de conformar nuevos equipos ante nuevas situaciones. Es cierto que llevamos un inusual número de crisis de gobierno para lo que es habitual en nuestro país, pero no lo es menos que se trata del primer gobierno de coalición de nuestra historia reciente y que su actividad legislativa es muy elevada, con lo que ello supone de desgaste de capital político.

El presidente del Gobierno ha optado para esta segunda mitad de legislatura por reforzar tanto el perfil municipalista, siempre el más próximo a los ciudadanos, como el perfil militante, pensando probablemente en una ejecución de los fondos europeos lo más apegada posible a la realidad de las personas y en la necesidad de que el principal partido que sustenta la acción de gobierno se convierta en todo un puente pedagógico destinado a explicar ese ambicioso programa de reformas que permita reposicionar social y económicamente nuestro país. Todo ello se pretende hacer bajo la batuta económica de la flamante nueva vicepresidenta primera, en mi opinión la verdadera protagonista de la etapa que se avecina; el propio importe de los fondos europeos y las condiciones para su ejecución evidencian el acierto en su gestión.

Nuestro país se juega mucho con la oportunidad que se nos presenta de modernizar de una vez por todas nuestra estructura productiva, algo imposible sin afrontar igualmente una reforma en profundidad de la administración del Estado que la introduzca de una vez por todas en el siglo XXI. Este es un reto en el que deberían estar igualmente comprometidas las restantes fuerzas parlamentarias, cuya actuación proactiva en el control es imprescindible para conformar ese proyecto de futuro que sirva a España eficazmente y que ahora se nos abre con la ejecución de los fondos Next Generation, una verdadera oportunidad para modernizar nuestra economía que bajo ningún concepto deberíamos desaprovechar.