España despoblada

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

OSCAR CELA

29 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando los moriscos fueron expulsados de Granada en el año 1571, reinando en España Felipe II, un real decreto ordenó que aquellos lugares fueran repoblados por gentes de otras tierras, singularmente por gallegos.

Tas largos viajes de campesinos procedentes de las provincias de Ourense y Lugo, surgieron en la Alpujarra, los pueblos de Capeleira, y Pampaneira junto a otros muchos con denominaciones galaicas. Lo mismo sucedió con los apellido que han sobrevivido hasta un ahora no muy lejano como Carballo, Salgueiro o Loureiro.

Cinco largos siglos después, España vuelve a despoblarse, vaciándose el rural en beneficio de la España urbana, cuando ya no hay gallegos para repoblar ni siquiera el lugar donde nacieron.

De un país invertebrado nacen las prisas para vertebrarlo de nuevo, y se organizan jornadas temáticas en ciudades como Soria o Teruel para combatir la alarma demográfica de pueblos y ciudades que avanzan en su desolación incontenida, llenándose de silencio y soledad aprendida, emulando la imagen de un Macondo, que llevó cien años de soledad a la gran literatura.

Urge salvar los pueblos en extinción cuando la UE vuelve a fijar como característica básica de un territorio despoblado aquel que tiene menos de ocho habitantes por kilometro cuadrado, que en nuestro país (Laponia del sur), no resulta difícil encontrarlos.

La pandemia esbozó un éxodo efímero de ciudadanos de las grandes urbes, que encontraron en el campo una salida alternativa al agobio recién descubierto en las grandes ciudades. Pero no está funcionando como se esperaba. No es suficiente el teletrabajo, ni las redes wifi. Cuesta acostumbrase a otros modos de vivir.

Hay que reaccionar con extrema rapidez, para rescatar del olvido la memoria civil de aldeas, de pueblos y ciudades languidecientes.

El escritor leonés Julio Llamazares con La lluvia amarilla dio hace varias décadas el primer aldabonazo en la conciencia de la España desolada. Luego llegaron textos de auto ficción sobre la memoria recuperada, y entre los mas recientes la crónica narrativa de una España que ya no existe contada por Ana Iris Simon en Feria.

Previamente Sergio del Molino hizo fortuna con un concepto, con un libro que cuenta la España vaciada.

Hay que poner remedio, sino solo nos quedaran vagos recuerdos de lo que hemos sido cuando la España rural no estaba despoblada.