La realidad aumentada

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

PHILIPS

11 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La realidad aumentada consiste en superponer a través de la tecnología elementos virtuales a nuestra visión de la realidad, por ejemplo, reconstruir un edificio que está en ruinas devolviéndole su antiguo esplendor, o, sobre un fragmento de cráneo, resucitar la cara del difunto.

La realidad virtual, en cambio, permite crear escenarios y personas absolutamente imaginarios en los que sumergirse e interaccionar a través de dispositivos tecnológicos.

La realidad aumentada no es algo nuevo porque nuestro cerebro es un generador de ellas. El biólogo Francisco Varela lo planteó cuando enunció su concepto de Enacción, que viene a decir que lo que percibimos como realidad no es más que un acoplamiento entre el cerebro y el medio ambiente, que no existe nada objetivo fuera de nosotros, solo una construcción de nuestro cerebro al asomarse ahí fuera.

La percepción no es un mecanismo pasivo, sino una hipótesis que adelantamos acerca de lo que vamos a percibir para después contrastarlo con lo percibido. Piensen lo que nuestro cerebro debe estar flipando comparando el mundo de ayer con el actual; con esta colosal realidad aumentada que ha cambiado el mundo que conocíamos y que está cambiando nuestro cerebro.

Pero el cerebro posee una actividad propia independiente de la realidad -aumentada o virtual- con la que interactúa. La prueba está en los sueños. Dormidos estamos totalmente desconectados de la realidad pero en las fases REM del sueño -cuando soñamos- funciona como si estuviera completamente despierto viviendo en su realidad. Los sueños, a veces son tan alucinantes como la realidad virtual y provocan pesadillas. Los sueños representan la actividad íntima del cerebro en estado puro.

En los sueños se puede viajar por el tiempo y el espacio, resucitar a los muertos, derretirse en cuerpos sin despedida, nacer y morir a partes iguales y tener iluminaciones sorprendentes sin necesidad de estar interactuando con nada. El ADN, el anillo fenólico, el trino del diablo de Tartini o el Yesterday de McCartney son productos de un sueño.

Los sueños son realidades aumentadas que construimos con retales de lo que vemos ahí fuera.

Todo ha aumentado demasiado rápido y a la vez. ¿No les parece que en el año I d.p. la realidad es ya una realidad aumentada, cuando no una realidad virtual? La necesidad y la dificultad de un acoplamiento exprés con esta nueva realidad nos puede enloquecer, o servir para construir con retales actuales asombros que solo en sueños podremos intuir.

«En el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende» (La vida es sueño, Calderón de la Barca).

Nada existe, todo es un acoplamiento estructural de nuestro cerebro con el medio ambiente (De máquinas y seres vivos, F. Varela).