Probablemente pocos en Telecinco supieron medir bien el bum que ha provocado la docuserie de Rocío Carrasco. Era un absoluto secreto y solo unos pocos sabían lo que realmente se escondía bajo el nombre del Proyecto Olivia, como así lo bautizaron. Mediaset, que de contraprogramación sabe un rato, apuró los plazos a La Fábrica de la Tele que aún estaba trabajando con las más de sesenta horas de material que se le grabó a Rociíto, para lograr frenar el empuje de Antena 3, que ha encontrado un filón en las telenovelas turcas. Por eso se habló primero de diez capítulos y ahora de doce.
Ahora Telecinco hace lo que mejor sabe, explotar hasta lo indecible a su gallina de los huevos de oro, que durante las próximas semanas serán las confesiones de la hija de Rocío Jurado. Eso sí, el espectador, que espera ansioso un nuevo capítulo del documental, se encuentra cada día con colaboradores de lo más variopintos para comentar las acusaciones de maltrato físico y psicológico. Expertas en violencia de género debatiendo con Kiko Hernández, Belén Esteban y Antonio Montero, que se llenan la boca con el bulo de las denuncias falsas.
Mientras la cadena saca pecho contra la violencia machista, el testimonio de Carrasco pierde fuerza con unos colaboradores desinformados sobre una lacra muy seria.
